Ambientada en la Venecia y Verona de 1866, momento en que se produjo la alianza entre Italia y Prusia contra Austria, la película narra la aventura amorosa que surge entre la condesa Livia Sarpieri (Alida Valli) y el oficial austríaco Franz Mahler (Farley Granger).
Apasionado melodrama de arrebatadora belleza plástica y exquisita escenografía, con el que Visconti deja de lado su etapa neorrealista, abandonando sus planteamientos marxistas para adentrarse en un período de creación más personal en el que, a partir del estudio y desarrollo de una puesta en escena operística, tratará de exorcizar sus propios miedos y temores hacia un mundo del que ya no se siente partícipe.
El filme se inicia con la representación de Il trovatore de Giuseppe Verdi en el teatro La Fenice de Venecia, tragedia amorosa que anticipa el drama que vamos a presenciar a lo largo del metraje. En medio de la función, y ante los ojos de las autoridades austríacas, un grupo de agitadores partidarios de la unificación italiana, lanza papeles con los colores de la que será la bandera del nuevo estado (la tricolor). Uno de esos agitadores es el primo de la condesa, que acabará enzarzándose con el altivo y provocador teniente Mahler, al que reta en duelo. Livia, temerosa de lo que le pueda pasar a su pariente, al que admira profundamente, se cita con el oficial para mediar en la situación. Se trata del primer encuentro con el “homme fatale” que acabará llevándola a la ruina emocional.
Como vemos durante estos primeros minutos que transcurren en el interior del teatro, Visconti ya introduce de forma hábil los puntos clave de la trama: una compleja relación amorosa y un turbulento contexto sociopolítico. Es sólo una muestra de la brillante narrativa de la película, a la que sin duda contribuye la evocadora y melancólica voz en off de la protagonista. Esa voz que rememora con tristeza el pasado perdido, es la que nos conduce a la ensoñadora madrugada en la que se produce el segundo encuentro entre Livia y Franz; un personaje seductor y de pose byroniana ante el que los ridículos intentos de resistencia de la condesa nada podrán hacer. Sus paseos por las angostas y añejas calles de la noche veneciana, permanecen como inolvidables en la retina del espectador. Desde ese momento, Livia irá renunciando a su marido, a sus principios y a su patria como consecuencia de la febril pasión que siente por un hombre que la utiliza en su propio beneficio.
Alida Valli se muestra bellísima en su dolor, mientras que Granger sorprende interpretando a un individuo lleno de matices en un clímax en el que está verdaderamente impresionante.
Todos y cada uno de los elementos que componen Senso, se conjugan a la perfección dando lugar a una indiscutible obra maestra.
Pues sí, verdaderamente una película espléndida. Me ha encantado. Y en esta ocasión, hay un "Homme fatale", cosa que he visto en pocas ocasiones; porque lo común es que se muestre a ella como la malvada que arrastra al hombre a la perdición. Impresionante, la escena en la que ella (Hacia el final) va a visitarlo y lo encuentra acompañado; su discurso es de una crueldad inconcebible y el desamparo de ella conmovedor; pero claro, a tenor de lo que hemos venido viendo durante toda la historia, era de esperar.
ResponderEliminarTienes razón, en lo que dices sobre el personaje que interpreta Granger; porque es verdad que está lleno de matices; en el fondo (muy en el fondo)casi es digno de lástima y su interpretación genial. En la película muy bién; pero mejor no encontrárselo en la vida real.
Hasta la próxima. Un abrazo
Hola, selegna:
EliminarHombres fatales hay muchos, lo que pasa es que no tienen el encanto cinematográfico de la mujer fatal (no olvidemos que, en líneas generales, el cine lo hacen hombres).
A mí "Senso" me parece una película exquisita de principio a fin. Tanto Granger como Valli (guapísima) están geniales. Me alegra que te haya gustado.
Un abrazo.
He visto la película hace unos días (sesenta años ya desde su realización) y comparto vuestras apreciaciones sobre ella.
ResponderEliminarEl papel lo debió interpretar Alain Delon el Homme Fatale por excelencia...
ResponderEliminarExcelente reseña Ricardo: Hoy la ví por segunda vez, y como tantas veces sucede, descubrí una riqueza que no había percibido en el primer visionado. Coincido plenamente en lo exquisito de la puesta en escena y, a contrario de muchos que repiten la muletilla de que Granger sólo cumple frente a una inconmensurable Valli, considero como vos que borda su personaje y el discurso final es de antología. Felicitaciones amigo cinéfilo por esta suscinta y muy precisa reseña de una de las mejores películas de Visconti.
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