La vida de Adèle (La vie d'Adèle, 2013) de Abdellatif Kechiche.

“El deseo nos fuerza a amar lo que nos hará sufrir”.
(Marcel Proust)

Adèle (Adèle Exarchopoulos) es una adolescente que descubre su homosexualidad de la mano de Emma (Léa Seydoux), una chica algo mayor que ella, de la que se enamora y con la que inicia una relación.


Sorprende un poco que un filme como La vie d'Adèle (inspirado en la novela gráfica Le bleu est une couleur chaude, de Julie Maroh), bastante convencional a mi modo entender, salvo por las secuencias de sexo lésbico que lo sazonan, haya aglutinado tantos halagos desde que se estrenara durante el pasado Festival de Cannes, donde se alzó de manera casi unánime con la Palma de Oro. No digo que sea una mala película, que no lo es, sino que sus valores estrictamente cinematográficos se han sobredimensionado a consecuencia de un par de aspectos que no deben ser pasados por alto, y de los que hablaremos a continuación.



En primer lugar, hay que referirse a las polémicas escenas de sexo explícito entre las dos protagonistas de las que todo el mundo habla. Sabemos que el simple hecho de que una obra genere controversia siempre es positivo para su repercusión mediática; dar que hablar genera dinero. Resulta evidente que Kechiche, autor de trayectoria irrelevante hasta la fecha, ha buscado la explicitud con el objetivo de llamar la atención. No creo que para expresar la pasión amorosa que sienten dos personas sea necesario recurrir a ejercicios de contorsionismo sexual. El verdadero artista sugiere, no muestra. Shakespeare, por ejemplo, nunca habría dedicado un soneto al coño de su amada (perdonen mi expresión), por mucho que éste le gustase e inspirase. Esto me recuerda a una reflexión que hace el protagonista de Nostalghia, de Andrei Tarkovsky, cuando se encuentra con una niña en el interior de un edificio semiderruido e inundado, y le dice algo así como que “en las historias clásicas de amor nunca hay besos, por eso son clásicas”. No se trata, a estas alturas, de parecer puritano o rasgarse las vestiduras por unas cuantas secuencias de sexo, que todos somos ya mayorcitos, sino de distinguir entre lo esencial y lo accesorio, y, bajo mi punto de vista, en La vida de Adèle este tipo de escenas son siempre accesorias y gratuitas.

Un segundo elemento a valorar para entender el impacto del filme, tiene nombre y apellidos: Adèle Exarchopoulos. Su interpretación es simplemente impresionante, un torrente de emociones. Es su trabajo, a la vez tierno, entregado, dolido y carnal, lo que sostiene a la cinta durante su excesivo metraje (Kechiche estira el chicle hasta las tres horas de manera incomprensible). Sin la presencia de esta joven francesa de tan sólo diecinueve años, a lo que habría que sumar la polémica sexual y unas dosis de intelectualidad impostada (qué agradecido resulta aludir a los clásicos literarios, aunque sea en el aula de un instituto), ahora mismo no estaríamos hablando de la película ganadora de la Palma de Oro.


El primer tercio de la cinta, en el que se muestran las dudas que Adèle tiene en torno a su orientación sexual, es, de lejos, el más  logrado, dada su veracidad y franqueza expositiva. El director mantiene casi siempre la cámara cerca de los rostros de sus personajes, como si quisiera captar la emoción de cada gesto o mirada sin distraer al espectador con la filmación del entorno. Una vez que la protagonista comienza su relación con Emma, la obra pierde buena parte de su interés, convirtiéndose en un drama del montón sobre pareja con las típicas discusiones fruto de la desconfianza y la pesada convivencia. Ni siquiera la evolución temporal de la historia resulta convincente, no me la creo. No basta con colocarle unas gafas a Adèle y cortarle el pelo a Emma para mostrar cómo va pasando el tiempo. Recurso demasiado simplón, señor Kechiche, demasiado simplón.

En definitiva, una película interesante sin más. Uno se queda con la sensación de que el director nos ha querido meter gato por libre. Y lo malo, viendo las reacciones suscitadas, es que parece haberlo conseguido en la mayoría de los casos. Si en verdad desean degustar un gran filme sobre lesbianas, prueben con Las amargas lágrimas de Petra von Kant (Die Bitteren tränen der Petra von Kant, 1972), de Rainer Werner Fassbinder.


30 comentarios:

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    1. Hola, Ricardo:
      Pues no tengo ni idea, yo la he visto en el cine.

      Un saludo.

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  2. Hola Ricardo,

    Discrepo en ciertos aspectos de tu crítica, en primer lugar no creo que sea una película sobre lesbianas, sino una historia de amor entre dos lesbianas, que no es lo mismo.

    En cuanto a las escenas de sexo explícito, sin entrar en si deberían durar más o menos, pienso que no son gratuitas sino coherentes con el resto de la realización. La forma de filmar de Kechiche es explícita cuando Adèle come, duerme, llora, o ríe, con sus primerísimos planos, su realismo, y aprovechando el estado de gracia de Adèle Exarchopoulos. No veo por lo tanto porque no debería hacer lo mismo con sus relaciones sexuales. Tampoco Shakespeare narraba los mocos que salen de la nariz y llagan hasta la boca cuando uno llora, porque es otro estilo y otra época. Keniche utiliza ese recurso para ponernos en la piel de Adèle, te puede gustar más o menos, pero no por eso es exhibicionismo.

    Coincido en que tampoco es la obra maestra que algunos nos quieren vender, pero más bien porque la historia en si carece de interés en muchos momentos, interés que sí tiene para mí la forma de estar contada.

    ¡Saludos!

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    1. Hola, Jordi:
      ¿De verdad es necesario que diga que se trata de una historia de amor sobre lesbianas? Creo que se sobreentiende, ¿no? Incluso hablo de pasión amorosa... De todos modos, sí, es una historia de amor/desamor sobre lesbianas :).
      Lo de Kechiche es morbo puro y duro. ¿Soy el único que se ha dado cuenta de que se pasa toda la película filmándole el trasero a Adèle?

      Un saludo.

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  3. Hombre hombre, 'Las amargas lágrimas de PvK', chico, pones el listón muy alto. Boyero, com quien suelo coincidir, pone 'La vie d'Adèle' por las nubes. Supongo que la veré, me pica la curiosidad, aunque no precisamente por las escenas de sexo explícito entre féminas (esto provoca en mí más resistencia que atracción, hehe).

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    1. Hola, Josep:
      No me gusta Boyero, el cine de autor le suele causar sarpullidos :)

      Un saludo.

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    2. Sí, cierto, no le gusta el cine de autor, pero en cambio es capaz de valorar las buenas películas de Allen (que las tiene), como 'Otra mujer', 'Delitos y faltas' y 'Match Point' (y, para mí, 'Cassandra's Dream', maravillosa, ensombrecida injustamente --es considerada menor a ella-- por la peli que la precedió, 'Match Point'.

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  4. A mi me gustó bastante el film y no creo que sea lo que dices de Gato por liebre. Tal vez está a considerar la duración de las escenas, pero como lo afirma Jordi, siento que es una historia de amor, contada con la lentitud y la paciencia que la curiosidad de esta adolescente lo amerita. No será considerada como un clásico inmediato, pero si es un refresco en las películas de amor gay. Saludos, me encanta el blog

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    1. Hola, darojas36:
      Me alegra que te encante el blog, aunque en este caso no hayamos coincidido.

      Un saludo.

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  5. En el facebook le respondes a alguien que aparte de la de Sorrentino, Amour es la única obra maestra del año, cosa con la que estoy completamente de acuerdo a falta de ver la de McQueen y ésta que nos ocupa (muchas expectativas). ¡Pero! ¿Y si te hago elegir?

    Yo me quedo con la italiana.

    Un saludo.

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    1. Hola, David:
      Si me haces elegir... te emplazo al día de Nochevieja, donde suelo colgar mi lista con lo mejor del año en orden de preferencia ;). Ojo, que aún no he visto los últimos trabajos de Allen, Yamada o Koreeda, entre otros.

      Un saludo.

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    2. Mecachis...

      Por la de Allen no te preocupes, de obra maestra nada :(

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  6. Partía de la opinión de Boyero (ya que lo comentan por arriba), y la verdad es que me echó para atrás porque no me gusta su visión del cine de autor, en general, pero cuando la vi no me decepcionó.
    Se me hicieron algo largas las escenas de sexo, pero creo que están en cierta medida justificadas, creo que le da al sexo un papel importantísimo en la relación (escena del bar, X tiempo después). Les hubiera quitado un tercio de la duración.
    Concuerdo también con que es más una historia de amor (o desamor) que de "dos lesbianas".
    La parte central del filme, es decir, la de "estabilidad" es la que menos interés tiene, pero supongo es necesaria para enlazar el principio y el final.

    Ciertamente, los logros cinematográficos no lo son tanto, pero ha quedado una peli bastante maja, no como para tres estrellas sino, tres y media-cuatro (¡en mi opinión!).

    Mención aparte a la secuencia final, me encantó.

    PD: Conste que mi foto no tiene nada que ver con la película jaja.

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    1. Hola, Neuromante:
      Veo que compartes con Emma su pasión por Klimt :). Coincido en tu opinión acerca de Boyero y el cine de autor.

      Un saludo.

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  7. Joder Ricardo, pensé que se te había ido la bola, pero por fin la vi ayer y estoy contigo. Decepción, y a falta de ver a Escalante y los Coen, sigo sin entender lo de Sorrentino.

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    1. Hola, Raúl:
      No veas la de veces que se me va la bola :). Con los premios ya se sabe. El premio gordo siempre lo concede el tiempo.

      Un saludete.

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  8. Hola, me gusta tu blog, pero creo que decir que la filmografía de Kechiche ha sido irrelevante hasta el momento resulta algo excesivo: Que dos películas suyas hayan ganado el César como mejor película y una el premio de la Academia del Cine Europeo como mejor película, además de los varios premios conseguidos en el Festival de Cine de Venecia (y sólo nombro unos pocos de los galardones que le han otorgado), no parece que se pueda despachar con el calificativo de "irrelevante".
    Un abrazo y disculpas por el hecho de que mi primer comentario haya sido una crítica.

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  9. Bien, acabo de ver 'La vie d'Adèle' y tengo que decir que me ha gustado bastante. Para mí no merece cinco estrellas, pero tampoco tres. Le pongo cuatro. El sexo explícito de la peli me pareció bien, pero me cargó un poco (¿hace falta que en la pantalla la cama dure tanto o más que en la vida real?). La escena del bar (el reencuentro) es mucho mejor que las otras, aunque quizá sin las otras no se entendería. La diferencia de estatus cultural y de expectativas ante la vida que hay entre las dos chicas, y que en buena parte es lo que las acaba separando, me parece bien desarrollada. Realmente lo que une a estas dos es el cuerpo y no el espíritu. Película a la que le sobra metraje (20 minutos como mínimo), pero bien narrada, bien interpretada, bien ambientada. Me ha cargado un poco tanto niño y las escenas de la protagonista dando clase.

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    1. Hola, Josep:
      A mí cada vez me convence menos. No me llega la historia de amor en ningún momento. En cuanto a las escenas de sexo, me resultan largas, morbosas y hasta innecesarias.

      Un saludo.

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  10. Es que quizá no hay historia de amor, sino puro enganche sexual (en caso de que sean dos cosas distintas, lo que está por ver y merecería como mínimo tres tesis doctorales, haha). A mí esto último sí me llegó. Y también los devastadores efectos, en la protagonista, de la ruptura. Dale otra oportunidad, hombre :-)

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  11. Sinceramente, para que se hagan películas lésbicas como ésta prefiero que no se haga ninguna… porque mucho decir que visibilizan y normalizan pero parece que nadie ve que en realidad estamos en lo de siempre: las relaciones entre mujeres se convierten en objetos de morbo masculino y en escenitas degradantes de tetas y coños antes que en cualquier otra cosa, y eso es más un retroceso que un avance.
    Soy lesbiana y estoy muy harta de escuchar tantas alabanzas absurdas a esta película que no es más que el desahogo pornográfico de las obsesiones de un director déspota. Fui a verla ilusionadísima porque el cómic me había encantado y tenía las esperanzas de encontrarme con algo igual de bueno o quizá mejor, pero no puedo expresar mi sorpresa al encontrarme tamaña basura… Quince minutos de porno lésbico completamente gratuito e injustificado que ensucian el resto del metraje y actúan a modo de llamada de atención desesperada (así como llamada a la recaudación, a la audiencia y a la crítica masculina) para disculpar tres horas insustanciales, desaprovechadas y vacías, con lo que podía haber dado de sí una temática inicial tan fantástica. El director sólo se preocupó de rodar tijeras y cunnilingus, no hay rastro de la profundidad de la novela gráfica, de su estética cautivante, de su buen gusto, de su sensibilidad, de su despliegue en cuanto a temas y motivos… sólo sexo explícito, poses ridículas y morbo facilón para arrastrar a la gente a verla y convertirla en vouyers.
    Sin esas largas escenas de sexo la película habría ganado en dignidad y fuerza, precisamente es contraproducente a su causa este excesivo regodeo. En lugar de estas escenas (o de gran parte de ellas) se podría haber aprovechado metraje e incluir, por ejemplo, una escena de ataque homófobo de los que están tan tristemente vigentes en Francia u otros países europeos, eso sí contribuiría a una mayor sensibilización del público y no una escena como la de las tijeras con la que la película cae en el ridículo, se descalifica a sí misma y le da la razón a quienes afirman que es pornografía mostrada sólo con el propósito de excitar. ¿Cuál es la intención si no de regodearse de tal manera? ¿Si no vemos ocho orgasmos no entendemos la pasión entre ambas protagonistas? ¿O la “necesidad” de meter estos quince minutos de sexo salvaje era porque si no nadie aguantaría tres horas soporíferas viendo a una actriz con cara de empanada?
    Me pregunto cómo es posible que nadie (o muy pocos) vean lo que es en realidad esta película: una fantasía pornográfica de un director heterosexual, basándose en un juicio apriorístico de cómo follan dos lesbianas que no es más que su propio deseo puesto en imágenes (y además tiránicamente, en plan “vosotras tocaos hasta la extenuación que yo filmo mientras babeo). De haber sido dos hombres los protagonistas (o un hombre y una mujer), el director jamás se habría recreado así en una escena sexual entre ellos y la película no habría sido tan brillante para los críticos. Si la pareja hubiera sido heterosexual y si el sexo, aunque realista, hubiera sido tratado de manera más sutil, de esta película ni se habla. Y mucho menos se la premia. Pero claro, a los críticos heterosexuales les ha gustado mucho y por eso ganó Cannes…
    Por eso, lo que me escama de todo esto (aparte de que me es imposible simpatizar con un señor que ha hecho que sus actrices se sientan poco menos que abusadas…) es que el director ha reducido una historia compleja sobre el amor, la amistad, la intimidad… en una larguísima escena de sexo hecha desde el punto de vista de un observador masculino y heterosexual (qué sorpresa) que reduce a las lesbianas y a las mujeres en general en objetos hipersexualizados cuyas prácticas sexuales son y deben ser aquellas que despiertan los deseos de este público en particular. Como siempre, se reduce a las mujeres (lesbianas o no) a lo mismo. Objetos. Objetos con los que vender, comerciar, excitar… objetos masturbatorios y poco más.
    Esta película no hace ningún favor a la causa homosexual, más bien todo lo contrario.

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  12. Si me extiendo tanto y me expreso con tanta vehemencia es porque quiero que mi punto de vista (que es el de muchas lesbianas también) ayude a entender por qué tanta indignación justificada con esta película, por eso insisto en dar explicaciones de lo que considero que es un enfado lógico (el que también siente la propia autora del cómic) y no una pura histeria “porque sí”.
    Recomiendo encarecidamente la lectura del cómic original para que cualquiera compruebe la diferencia por si mismo en todo cuanto afirmo: claro que hay sexo, de hecho nadie niega la necesidad de que lo haya, pero está tratado de una manera completamente diferente: con buen gusto, sensibilidad y respeto. Son escenas estéticas y realistas, no tan facilonas, exageradas y burdas como en la película, donde la mirada masculina y casi onanista se delata por sí sola. La autora, Julie Maroh, también expresó su indignación al respecto. Conste, insisto, que en ningún momento se discute sobre no mostrar sexo en la película, de hecho es necesario y está justificado que se muestre, pero no ASÍ. El problema no es con el sexo explícito siempre que esté justificado y bien presentado. El problema es cuando se ha decidido mostrar una escena sexual larguísima con el único propósito de crear morbo gratuito y polémica para después querer tomar al espectador por tonto, hacerse el ingenuo y pretender venderlo como “arte”. Eso es lo indignante. Más que una relación sincera y realista entre dos mujeres parece una fantasía pornográfica bastante tópica (e incluso ridícula por determinadas posturas) de un hombre heterosexual.
    Tened por seguro que si Kechiche hubiera dirigido “Brokeback Mountain” o una historia de amor con dos hombres como protagonistas, ni de coña se habría recreado tanto. Es por este cúmulo de circunstancias por el que las lesbianas nos sentimos tan ofendidas: se nos reduce siempre a lo mismo, al mismo papel de objetos destinados a dar placer o morbo a la audiencia… Es curioso que las mayores alabanzas procedan, justamente, de hombres heterosexuales; las mujeres, heteros o lesbianas, la ponen bastante peor y son mucho más críticas. Será quizá porque la cosificación sexual de la mujer es algo tan enquistado en nuestra sociedad, en todos los ámbitos, lo tenemos tan admitido, que ni se permite darle la vuelta cuando alguien lo cuestiona (y entonces, de hacerlo, se nos tacha de histéricas, mojigatas o estrechas de mente, como si confundiéramos “abiertos de mente” con “necesidad de mostrar sexo explícito”) y, como siempre, se visibiliza a las lesbianas sólo para la consecución del placer masculino; se las muestra como objetos sexuales en la pantalla con la hipócrita excusa de que es necesario ver esas escenas pornográficas para entender la vida de la protagonista. Y así, la vida de Adèle se queda reducida a “La vida sexual de Adèle”. Una película fácil, vulgar, pornográfica, con todo lo que podía haber dado de sí (no se dedica apenas atención a la lucha interior de la protagonista, a los conflictos con sus padres y amigas ni la solución a los mismos, no se incide en la necesidad de una mayor visibilización y normalización, etc.)… Creo sinceramente que Kechiche no quiso desarrollar con la misma extensión y profundidad ningún otro tema más que el sexual, disfrazando tal cantidad exagerada de escenas pornográficas bajo tres horas de “cine” y “arte”. El director parece que sólo se dirige a un público específico para que alabe su obra. Podía haber hecho una verdadera maravilla, pero se dejó cegar por el recurso más fácil y explícito. Es verdaderamente una lástima.

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    1. Hola, Paula:
      Agradezco mucho tu "vehemencia" argumentada. Pienso más o menos como tú.

      Un saludo.

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  13. Gracias por tu respuesta y tu comprensión, creo que es importante dar a entender por qué estas escenas están completamente injustificadas de la manera que se exponen y que quienes así lo defendemos no lo hacemos por cuestiones de militancia fanática o por una simple pataleta..

    Muchas lesbianas estamos muy hartas y muy indignadas de escuchar tantas alabanzas sobre esta película. Si alguien quiere hacer porno, que lo haga, pero que no lo justifique haciendo ver que defiende algo o a alguien y sobre todo que se atreva a llamarlo por su nombre y a no disfrazarlo de otra cosa. Está claro que a los hombres heterosexuales el tema lésbico les encanta y les atrae muchísimo, pero se les ve mucho el plumero para que luego lo nieguen con tanta hipocresía… Lo que ha rodado Kechiche no es arte, es simplemente pornografía para canalizar sus propias fantasías y disfrazarlas a través de tres horas de “pasión”, “filosofía de los cuerpos” y “sensibilidad”, y si algo me molesta especialmente en esta vida es que traten de venderme una moto falsa o que quieran hacerme comulgar con ruedas de molino.

    El tema de la justificación a toda costa del sexo explícito me parece muy cansino de puro evidente. Es más: creo que forma parte de una corriente pseudoprogresista que confunde tías en pelotas con apertura de mente. Y no me lo trago: una tía desnuda en una peli de autor está tan desnuda como una tía desnuda en una peli de Pajares. De hecho, la actitud del cine de Pajares me parece más honesta que la de Kechiche…

    En ningún momento digo que el sexo sobre en una película o que haya que taparlo. El sexo puede ser explícito y necesario en una película, claro que sí, pero cuando se muestra de manera tan evidentemente morbosa, degenerada (con respecto al cómic) y vulgarizada como aquí pues sí, me sobra, porque ver unas tijeras de 10 minutos no creo que me aporte nada al resto del argumento, ni a mí ni a nadie, salvo mera excitación o morbo… eso es lo indignante, que en ellas el director está lejos de ser ingenuo o esteta al haberlas rodado, sino morboso. Nuestra indignación (mía y de muchas lesbianas) radica en el hecho de que la mirada de este director es bastante hipócrita, porque nos quiere vender unas escenas sexuales supuestamente filmadas con realismo, belleza y sensibilidad cuando lo que vemos es pura recreación pornográfica con fines comerciales. El sexo lésbico vende, y eso el director lo sabía y por eso lo ha explotado, por eso todas las justificaciones de estas escenas nos parecen cuentos y engaños bastante perversos. No digo que sea tu caso, pero creo que muchos tíos han visto la peli sólo buscando las escenas porno, es más, esas escenas ya aparecen insertadas desgraciadamente en muchas páginas porno de internet o incluso el vídeo entero de 10 minutos se puede encontrar fácilmente si se quiere ver porno lésbico...

    Eso es lo triste. Nos ha costado mucho que a las lesbianas se nos respete (y aún nos sigue costando diariamente) para que nos tengamos que ver expuestas de este modo y se nos visibilice sólo para fomentar el mito erótico frente al público mayoritariamente masculino, lo cual además resulta de muy mal gusto y muy frustrante, porque sentimos que es como si al exponer nuestro disgusto nos increparan: “¡Encima que os visibilizamos y de una manera artística además, os quejáis cuando deberíais aplaudir, sois unas histéricas y unas puritanas!”. Es casi como cuando las mujeres se ven “obligadas” a agradecer ese piropo que reciben por la calle sin haberlo pedido. Sinceramente creo que el día que veamos penes en pantalla con la misma frecuencia con que vemos coños y tetas podremos empezar a hablar de igualdad… y hasta que no vea una película de este mismo director que se recree durante diez minutos en dos hombres gays practicando un “justificadísimo” y “bellísimo” sexo anal seguiré pensando que Kechiche es un vulgar onanista y sólo ha buscado plasmar su propia fantasía.

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  14. El arte, al menos como yo lo entiendo, y el verdadero talento de un director, está en su capacidad para mostrar algo verídico sin tener que echar mano de los recursos más fáciles, sino sugiriéndolos o al menos no haciéndolos tan absurdamente explícitos. La película habría ganado así en fuerza, poder de sugerencia, universalidad y sobre todo mensaje, sin quedarse en una superficialidad tan vacua y concesiva. Pero claro, sin estas escenas tan provocadoras no habría causado tanto entusiasmo en la crítica, de hecho habria pasado bastante desapercibida. No puedo por ello dejar de pensar que la de Kechiche es una visión muy cosificadora, aprovechada y morbosa sobre las lesbianas y que con el diamante que tenía entre las manos podría haber hecho una obra verdaderamente maravillosa pero se quedó en lo fácil, lo cual me parece muy triste. Existen multitud de alternativas y estrategias a la hora de comercializar una obra. Implicar y ofender a una serie de personas, e incluso a la autora de la obra literaria, es un mal recurso que demuestra, además, mucha prepotencia e interés por parte del director, preocupado más en vender un producto por el camino más burdo y facilón, reduciéndolo a un mero espectáculo morboso para llamar la atención, que en extraer y saber plasmar un mensaje más profundo.

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    1. Si es que tienes más razón que un santo. Así que "Amén" :)

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  15. Estoy en general de acuerdo en todo lo que plantean las lesbianas indignadas con esta película y también me rebelo contra la hipocresía y la imbecilidad de los críticos y festivales correspondientes. El sexo en el cine me parece un tema de lo más interesante porque muchas veces actúa como un reclamo morboso en si mismo que se desconecta del relato en el que está inserto. Desde luego la película que nos ocupa es un ejemplo claro de este efecto, y entiendo por ello la ira que ha provocado.

    La cuestión es: ¿es lícito mostrar sexo actuado en un relato? Yo pienso que sí, claro. Pero también es cierto que el carácter claramente perturbador de la visión de personas, aunque sea fingido, practicando sexo muchas veces no complementa la narración sino que ejerce como elemento distorsionante. Y, por supuesto, en “La vida de Adele” esto está llevado al extremo porque realmente las actrices están representando su sexo de una forma tan expícita que cuesta trabajo decantarse por si es sexo fingido o real. Para un espectador masculino heterosexual este momento claramente se desconecta del relato porque la excitación de ver esta fantasía es lo único que importa en ese momento. Y es normal que sea así. Lo lamentable es que el director y los críticos alabadores sean tan cínicos e hipócritas para hacer pasar este elemento determinante de la película como un hermoso complemento y no como un reclamo morboso, y por ende, comercial.

    Si quiero ver sexo, veo porno. Pero no me vendas cine con algo demasiado parecido al porno porque somos todos mayores y me estás tomando por tonto.

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  16. ¿Por qué tantas lesbianas estamos en contra de esta película? Aquí enumeramos las razones:
    - Fomenta tópicos machistas y morbo gratuito.
    - Vulgariza impunemente la maravillosa obra original, #Elazuleselcolormascalido, de #JulieMaroh, y la sexualiza convirtiéndola en basura.
    - Reduce la imagen de las lesbianas a mera pornografía para hombres y la relación entre ellas a una frívola fantasía machista.
    - Cosifica y explota a las actrices, #LeaSeydoux y #AdeleExarchopoulos, para hacer de ellas simples objetos masturbatorios.
    - Ningunea todos los temas profundos del cómic original, así como su buen gusto y sensibilidad, sacrificando su importancia para centrarse únicamente en la explicitud de unas larguísimas escenas sexuales totalmente innecesarias para la trama.
    - Intenta convencer al espectador de que estas escenas son imprescindibles para entender la vida de la protagonista, y en cambio no se regodea ni la décima parte con las escenas de cama heterosexuales (también supuestamente importantes para entender la vida de la protagonista y su evolución).
    - Convierte la visibilización y normalización lésbica en puro morbo para voyeurs y pajilleros.
    - #AbdelatifKechiche demuestra una total falta de respeto hacia la idea original concebida por la autora.
    - Es una película mediocre premiada y alabada injustamente sólo por su reclamo sexual, sin el cual la historia no destaca por nada y habría pasado completamente desapercibida.
    - Es ofensiva para las lesbianas, utilizadas una vez más para lo mismo de siempre: la consecución del placer masculino.
    - Toma por idiota al espectador queriendo venderle una supuesta gran historia de amor que no es más que vulgar pornografía.
    - Desaprovecha un fantástico material original y lo que podía haber sido una valiosa y memorable obra de referencia queda reducida al reclamo fácil y comercial.
    - Todo lo anterior se corrobora también con las eróticas fotos promocionales y la sexualizada campaña de publicidad.

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