"El
terreno de lo posible es muy amplio cuando no hay temor a que la luz se
encienda".
(Boris Vian)
Narra la historia de amor entre Colin (Romain Duris), un joven entusiasta y
acomodado que no necesita trabajar para vivir, y la encantadora Chloé (Audrey
Tautou), desde que se conocen en la fiesta de un amigo común, hasta que
ella enferma de gravedad a causa de un nenúfar que crece en su pulmón derecho.
Deliciosa
fantasía romántica de corte surrealista que adapta la novela homónima del
polifacético Boris Vian (novelista, dramaturgo, poeta, músico de jazz, traductor, periodista e ingeniero),
una de las figuras clave del intelectualismo galo del pasado siglo, cuyo estilo
imaginativo y sobrecargado le viene como anillo al dedo al peculiar autor de Olvídate de mí (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004), el también francés
Michel Gondry.
La
película, poseedora de una de las puestas en escena de mayor inventiva de los
últimos años (algunos momentos remiten por su magia y artificio al mismísimo Méliès),
aborda, casi siempre con tono ligero, temas como el amor, la enfermedad o la
muerte. Su luminosidad inicial, remarcada por la bonita fotografía en pastel de
Christophe Beaucarne, se irá consumiendo
de manera gradual, igual que la vida de la protagonista, hasta desembocar en un
melancólico blanco y negro que prologa con su llegada el final mismo de la
existencia.
Para
apreciar L'ecume des jours, uno debe
liberarse de las pesadas cadenas de la razón y aceptar sumergirse en un
universo absurdo. Aquí, los cocineros viven en el congelador, a los timbres le
salen patas como si fueran insectos, los zapatos parecen tener vida propia, el
baile de moda hace que te crezcan las piernas, se puede pasear por el cielo de
París a bordo de una nube mecánica, y lo mismo cae un chaparrón a un lado de la
mesa que el sol luce brillante en el otro. Ciertamente no todos esos elementos
surrealistas están igual de conseguidos (la recreación del ratón que vive en
casa de Colin, por ejemplo, es bastante cutre), y resulta comprensible que el
espectador medio pueda verse desbordado ante tanta parafernalia visual. Sobre
todo si, como es el caso, ésta se mantiene durante más de dos horas de metraje.
A
mi entender, lo que peor funciona en el filme de Gondry es la subtrama de Chick
(Gad Elmaleh), el amigo de Colin que vive obsesionado con el pensamiento del
filósofo Jean-Paul Sartre (Jean-Sol Partre aquí). Sí que me parecen magníficas,
en cambio, algunas de las metáforas con las que se transmite el estado interior
de los personajes, como la progresiva decadencia material de la casa de Colin una
vez que Chloé cae enferma.
Por
otra parte, la pareja protagonista está espléndida. En especial Audrey Tautou,
una actriz ideal para este tipo de producciones cercanas a la ensoñación dada su
mágica presencia en pantalla.
La espuma de los días,
una de las propuestas cinematográficas más creativas y arriesgadas de este año.
Oh, habrá que verla entonces! He aquí un gran fan de Eternal Sunshine :)
ResponderEliminarHola, neordental:
EliminarSi te gusta Gondry, creo que te gustará "La espuma de los días".
Un saludete.
¿Y qué le parece la que encabeza el blog ahora mismo?
ResponderEliminarHola, Neuromante:
EliminarPues que se trata de la mejor película del director. Hasta Jim Carrey está bien ahí :)
Un saludo.
Tengo muchas ganas de verla. Su director me parece uno de los nombres más interesantes del cine actual. Saludos.
ResponderEliminarHola, ricard:
EliminarEntonces espero que la veas y luego te pasas por aquí a comentar.
Un saludo.
Me encantó, la novela y la película están totalmente adecuadas una con otra.
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