Luces al atardecer (Laitakaupungin valot, 2006) de Aki Kaurismäki.

“Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad”.
(Guy de Maupassant)

Helsinki. Koistinen (Janne Hyytiäinen) es un solitario guardia de seguridad nocturno que cree encontrar el amor en Mirja (Maria Järvenhelmi), una mujer a la que conoce en una cafetería.


El gran realizador finlandés Aki Kaurismäki (Orimattila, 1957), uno de los pocos cineastas actuales que han conseguido crear un universo fílmico propio, cierra su llamada “trilogía de los perdedores”, de la que también forman parte Nubes pasajeras (Kauas pilvet karkaavat, 1996) y Un hombre sin pasado (Mies vailla menneisyyttä, 2002), con Luces al atardecer, pequeña gema cinematográfica cuyo título parece homenajear a la obra maestra de Charles Chaplin Luces de la ciudad (City Lights, 1931). El filme, de hierática y depurada puesta en escena, trata temas como la soledad, la resignación vital o, en última instancia, la esperanza.


Lo primero que sorprende de Luces al atardecer, es la estructura de su trama, muy habitual dentro del cine negro estadounidense. En ella, un pardillo corriente se deja engatusar por los cantos de sirena procedentes de una mujer fría (fatal) que lo conduce a la absoluta ruina emocional y material. Pero esto no es una película de Robert Siodmak o Robert Aldrich, sino una de Kaurismäki, quien logra llevar el argumento a su personalísimo terreno. Hay matones y embustes, sí, pero no caben ni los disparos ni la venganza. Ni siquiera hay lugar para el trágico final que suele coronar a ese tipo de obras. Aquí todo es estoica resignación y, en menor medida, también esperanza (la que representa para el protagonista el personaje de la abnegada Aila). Por muchos palos que le den al personaje de Koistinen (Kaurismäki lo equipara simbólicamente y de manera sutil a la figura de un perro fiel, como el que aparece un par de veces a lo largo de la película), por muy calamitosas que sean sus circunstancias, éste siempre consigue mirar hacia delante, hacia el (negro) futuro. Esta es la principal moraleja del filme, que no deja de ser una suerte de cuento urbano moderno.


El autor de Le Havre, tan sencillo y a la vez tan complejo en su propuesta formal como en su día lo fueron Robert Bresson, Yasujiro Ozu o Jean-Pierre Melville (sus principales referentes cinematográficos junto al citado Chaplin), vuelve a regalarnos una maravillosa obra repleta de cuidados planos (sean generales, primeros planos, planos detalle, de conjunto o de situación, casi siempre fijos), miradas perdidas y largos silencios, y envuelta por las notas de la música de Giacomo Puccini y los melancólicos tangos de Carlos Gardel. 

Puro Kaurismäki.


6 comentarios:

  1. ¡Ah, el gran Kaurismäki! A esta yo le daría cinco estrellas, quizá pecando un poco de subjetivo (bueno, más subjetivo de lo que se debe), porque sus brillantes colores y sobrio tratamiento marcaron una etapa especial de fascinación en mi vida cinéfila. Hace mucho que no veo una película de este gran director, y hubiera seguido así de no ser por el post. Ya ves, este blog no solo es excelente para descubrir y recordar el cine; también para mantenerlo vivo y chispeante. Gracias por seguir echando leña al fuego.

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    1. Sanctus Germanus,
      He ahí la función primordial de este blog: mantener viva la chispa del gran cine. Gracias a ti.

      Un saludo.

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  2. Coincido en que es una pequeña joya fílmica. La vi hace varios años, sin saber quién era Kaurismaki, de hecho, me figuraba que se trataba de otro raro realizador japonés por el nombre. Me encanta su sobria puesta en escena, sin aspavientos, sin dramatismos excesivos, todo muy contenido. De fondo ofrece un retrato crudo del paraíso escandinavo, con una Helsinki gris, decadente, desangelada, y hasta cierto punto reflejo de una sociedad deshumanizada. No obstante, pese a la parquedad de los diálogos y la frialdad de los personajes, cabe destacar un humor sutil pero corrosivo. Aquella escena de la rubia fatal pasando la aspiradora por el salón mientras los mafiosos juegan a las cartas como si nada, no tiene desperdicio. Espero conseguir las otras dos para cerrar la trilogía, gracias por el dato. Un abrazo, estimado amigo.

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  3. ¿Cuáles son en tu opinión las mejores 5 películas de Kaurismaki?

    Ahí va mi lista:

    1. Un hombre sin pasado(2002)
    2. Contraté a un asesino a sueldo(1990)
    3. La chica de la fábrica de cerillas(1990)
    4. Nubes pasajeras(1996)
    5. El Havre(2011)

    Para mí uno de los directores más peculiares y singulares de hoy en día. Único, inclasificable.

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  4. ¿Es necesario ver "Nubes pasajeras" y "Un hombre sin pasado" para disfrutar y entender esta película? Gracias de antemano y un saludo.

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    1. Hola, Gonzalo:

      No es necesario en absoluto.

      Un saludo.

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