Érase una vez en Anatolia (Bir zamanlar Anadolu'da, 2011) de Nuri Bilge Ceylan.


Un grupo de hombres, entre los que se encuentran varios policías, soldados, un fiscal (Taner Birsel) y un médico forense (Muhammet Uzuner), se desplaza por la estepa de Anatolia en busca de un cadáver. Su guía es el principal sospechoso del asesinato (Firat Tanis).


El realizador turco Nuri Bilge Ceylan es uno de los cineastas más interesantes y personales de Oriente Próximo. Sin embargo, no acaba de dar el salto de calidad definitivo al ser todavía incapaz de equilibrar en sus películas el innegable talento visual que posee con argumentos verdaderamente sólidos que vayan más allá de vagas y difusas reflexiones existenciales. En Bir zamanlar Anadolu'da, su último trabajo, vuelve a dar muestras tanto de sus virtudes como de sus carencias, alternando momentos hipnóticos, de extraña y enigmática belleza, con otros bastante hueros y fastidiosos que terminan por lastrar el resultado final.

El filme, de argumento mínimo que se estira durante ciento cincuenta minutos de metraje, debe ser visto como una taciturna parábola acerca del estado de descomposición del mundo actual. Un mundo dominado por la muerte en el que, rara vez, lo hermoso aflora a la superficie.


La acción transcurre en unas cuantas horas (una noche y parte de la mañana siguiente) y se estructura en dos partes separadas por el hallazgo del cadáver. La primera es la más conseguida, aquella que recoge lo mejor del estilo Ceylan. En ella, destacan los impresionantes planos generales de una estepa nocturna, de cielo encapotado e iluminada únicamente por las luces de los automóviles; la agudeza con la que se captan los sonidos y movimientos de la naturaleza (uno de los muchos aspectos que el turco ha heredado de Tarkovsky); y la descripción progresiva de unos personajes que resultan muy cercanos, a pesar de que casi todos ocultan una intrahistoria que bien podría ser más atrayente que la que el director nos muestra de un modo explícito. Una vez descubierto el lugar en el que el cuerpo está enterrado, la cinta pierde buena parte de su interés, cayendo en la autocomplacencia y ofreciendo pasajes realmente exasperantes, a no ser que el espectador sea un aplicado estudiante de medicina forense.


Pese a algunos de los aspectos negativos señalados, el misterio y la magia que desprenden determinadas secuencias, y la gran labor de todo el reparto, hacen de Érase una vez en Anatolia una película ciertamente estimulante.

8 comentarios:

  1. Veo que nuevamente no coincidimos en nuestras opiniones. Creo que a través de ese mínimo argumento: el homicidio y búsqueda de un cuerpo enterrado en el campo tras una borrachera a razón de un crimen que tiene a un grupo de especialistas: un doctor, un procurador, agentes, militares y al mismo asesino detrás del cadáver. Ceylan logra crear una de las más bellas e hipnóticas reflexiones sobre la vida, la muerte, los límites del conocimiento y nuestros tiempos actuales (la autopsia del cadáver -que parece que no te gustó-, llega a la disección dolorosa, sin pestañear, de la condición humana).

    A mi Ceylan no me recuerda mucho a Tarkovsky, más bien me parece de la escuela de Kiarostami. Y esa forma de captar la naturaleza mostrándonos la vegetación, esa manera tan especial de mirar la naturaleza a través de la cámara, sino recuerdo mal está presente antes que en Tarovsky en Mizoguchi. W

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    1. Hola, Woland:
      Ceylan tiende a buscar la poética visual, realza la textura de los materiales y agudiza la captación de la naturaleza (especialmente de los sonidos de ésta), todo lo cual lo emparenta irremediablemente con Tarkovsky. Otra cosa es que también beba de kiarostami, Bergman o hasta de Ozu. De Mizoguchi le veo poco, por no decir nada. Por cierto, que la plasmación de la naturaleza en las obras del autor de "Ugetsu monogatari" era básicamente pictórica, muy alejada del nivel de detalle con que nos es presentada en los filmes de Tarkovsky, Malick o Herzog.
      En términos generales la película me ha gustado, a pesar de que te someta al sopor de una autopsia que parece no terminar nunca o al detallado informe del fiscal sobre el hallazgo del cadáver. Lo dicho, un director a seguir, aunque todavía carezca de cualquier tipo de grandeza que se le pueda atribuir a él específicamente.

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    2. Sí, sí, entiendo el punto; seguramente es hilar demasiado fino, pero Mizoguchi mueve la cámara de una forma muy particular que me hace pensar irremediablemente en Tarkovsky. Aunque seguramente esa manera tan especial de mirar la naturaleza a través de la cámara, tiene como verdadero origen a Dovzhenko (el cineasta más importante que tristemente es descuidado por la gran mayoría de cinéfilos).

      En cuanto a Ceylan, en mi opinión sus recursos están más emparentado con la dialéctica de Kiarostami que con el ruso (con excepción en “Uzak”): esa interacción con la naturaleza primaria; esa serie de planos filmados en coches; es vacío narrativo; esa historia esbozada que se ve una y otra vez contaminada (hasta llegar por momentos a ser casi borrada y a veces enriquecida) por las historias y pláticas de los protagonistas; el estado de ataraxia espiritual del médico, de imperturbabilidad ante los eternos ciclos; esa espera de momentos de revelación; ese conjunto imparable y revelador, a veces graciosos, de diálogos sencillos, son puro Kiarostami. W

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    3. En el mundo del arte en general, que un artista esté influido por otro es lo más natural del mundo. Por supuesto que Tarkovsky bebe de Mizoguchi, Dovzhenko (él mismo lo afirmó), Dreyer, Bergman o del Kurosawa de "Los siete samuráis". Del mismo modo, cineastas como Sokurov, Tarr o el propio Ceylan lo hacen del ruso. Es normal que en Ceylan haya elementos que recuerden a kiarostami, un cineasta cultural y geográficamente muy próximo, al igual que en Kiarostami encontramos cosas de Ozu (muchas, diría yo), Satyajit Ray, Erice o hasta de Paradjanov... y así podríamos seguir eternamente. Por cierto, casi todo lo que dices que Ceylan toma de Kiarostami, también podría haberlo tomado de Ozu, un autor al que admira profundamente.

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  2. Quizás el cine de Ceylan, hasta donde yo he visto, que aún me falta ésta, no goce de lo que podríamos llamar un estilo completamente maduro. Aún así, eso no cambia que me atraiga bastante y a "Érase una vez en Anatolia" la espero con ansiedad desde hace un tiempo. Ya comentaré algo cuando la vea.
    Un cordial saludo ;)

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    1. Hola, Irimiás:
      Coincido contigo, creo que Ceylan está justamente en esa fase de depuración hacia un lenguaje que sea verdaderamente propio. Me consta que se trata de un director que te gusta, así que espero que disfrutes con su nueva película. Seguro que pronto te leeré al respecto :).
      Un cordial saludo.

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  3. Mientras que en sus comienzos me recuerda horrores a Kiarostami en este film coincido contigo en lo mucho que hay de Tarkovski, incluso encuentro ecos de Chejov, como en tu película favorita de la historia del cine. Parece que 'Winter Sleep' ira por estos derroteros también. Por cierto, acabo de inventar una teoría: Anatolia es la 'There Will Be Blood' de Ceylan, por lo que su útlima película será su 'The Master', así que mínimo le pondrás 4 estrellas y media.

    Con un poco de suerte ganará la Palma y saldremos de dudas a finales de año. Saludos.

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