Los descendientes (The Descendants, 2011) de Alexander Payne.


Hawái. Tras un desgraciado accidente que deja a su esposa en estado de coma, Matt King (George Clooney), abogado de mediana edad, deberá reconducir la relación que mantiene con sus dos hijas: la resabiada Scottie (Amara Miller), de diez años, y la rebelde Alexandra (Shailene Woodley), de diecisiete. Por otro lado, de su decisión depende que se vendan las miles de hectáreas de territorio virgen que pertenecen a su familia desde la época colonial. La ya complicada situación, se verá acentuada cuando descubra que su mujer le estaba siendo infiel.


Tras la espléndida Entre copas (Sideways, 2004), una de las mejores comedias salidas de Hollywood durante la pasada década, Alexander Payne ha esperado más de un lustro para volver a colocarse detrás de las cámaras. El resultado es The Descendants, estimable drama con trazos de humor que adapta una novela de Kaui Hart Hemmings.

Si hay algo que hace interesante al cine de Payne, es la credibilidad humana que desprenden todos sus trabajos, su ácida visión de la existencia y de las relaciones personales. Al autor de A propósito de Schmidt, le gusta mimar las historias y personajes que aparecen en sus películas, lo que lo convierte en una especie de rara avis dentro del panorama cinematográfico norteamericano. Los descendientes es una propuesta inferior a su anterior obra, pero no por ello deja de ser un filme sólido y reflexivo, una prueba más de la sutil capacidad del director a la hora de tratar los temas más crudos y amargos desde una perspectiva resignada y sin perder nunca el sentido del humor. La vida es un asco, sí, pero no queda más remedio que vivirla.


La trama responde a un esquema nada original: distanciado padre de familia debe asumir sus responsabilidades como progenitor tras acontecimiento inesperado. Lo que la eleva por encima del mero telefilme de sobremesa, es el acertado tratamiento de los personajes y las situaciones, su limpieza narrativa (estupendos primeros minutos en los que la voz en off del protagonista nos introduce en la historia) y la magnífica labor de todo su reparto; en especial de George Clooney, que a su indudable carisma ha sabido sumar la templanza y el buen hacer que se derivan de la madurez. Su recorrido por el archipiélago hawaiano (idílico marco que Payne filma con justo comedimiento) en busca del amante de su mujer, le servirá para acercarse emocionalmente a sus hijas, tomar conciencia del pasado y suturar su orgullo herido a base de anteponer los más nobles sentimientos al vulgar rencor.


The Descendants es una buena película que, además de provocarles emociones dispares a lo largo de su metraje, les resultará sumamente agradable y entretenida.

2 comentarios:

  1. Hola camarada, a poco que "Los Descendientes" se acerque al nivel de excelencia de "Entre Copas" Payne habrá superado con creces su reválida.
    Si como apuntas en tu reseña el director ha logrado transmitir un grado similar de naturalidad y de emotiva humanidad sin caer en estridencias ni poses forzadas, bien merecerá la pena su visionado y posterior conservación (si el FBI lo permite claro).

    Un abrazo y gracias por la recomendación.

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  2. Hola, camarada:
    Para mí se encuentra por debajo de "Sideways", esa magnífica comedia amarga en la que Paul Giamatti estaba simplemente genial. "Los descendientes" es algo más convencional, pero esa naturalidad y emotiva humanidad que comentas están siempre presentes. No nos metamos con el FBI, que el ciberespacio español está en su punto de mira y no vaya a ser que nos cierren los blogs :).
    Un abrazo y gracias a ti por hacerte presente.

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