Páginas

Cautivos del mal (The Bad and the Beautiful, 1952) de Vincente Minnelli.

“Hacer una película es como cortejar a una chica. La ves, la deseas y la sigues. Llega el gran momento. Luego, la desilusión. La tristeza después de filmar”.

Hollywood. Jonathan Shields (Kirk Douglas) es un productor de éxito capaz de cualquier cosa con tal de lograr lo que pretende. A través de tres personajes con los que se relacionó en diferentes etapas de su carrera, un director (Barry Sullivan), una actriz (Lana Turner) y un guionista (Dick Powell), conocemos los rasgos de su ambiciosa y megalómana personalidad.



Partiendo de una serie de anécdotas reales atribuidas a David O. Selznick, Val Lewton, Darryl F. Zanuck, Orson Welles, Jacques Tourneur o Alfred Hitchcock, entre otros personajes célebres del celuloide, el guionista Charles Schnee, sobre una historia original de George Bradshaw, escribió uno de los libretos más redondos del cine norteamericano de los años cincuenta. Vincente Minnelli se encargó de plasmarlo en pantalla de manera magistral, consiguiendo uno de los mejores filmes que sobre el mundo del cine se han realizado.


La película comienza con los fallidos intentos de Shields, quien permanece fuera de campo, de intentar comunicarse por teléfono con Fred Amiel, director de reconocido prestigio, Georgia Lorrison, actriz estrella, y James Lee Bartlow, guionista ganador del Pullitzer, para que participen en la que va a ser su nueva producción. Los dos primeros hacen como que no están, ignorando su llamada, mientras que el tercero le suelta un sentido “muérete” a través de la línea telefónica. ¿Qué les ha hecho Jonathan para que lo reciban así? Poco después, los tres son citados en las oficinas de la productora Shields, presididas por un antiguo escudo nobiliario, donde el viejo Harry Pebbel (Walter Pidgeon), productor ejecutivo, intenta convencerlos. Es entonces cuando, mediante tres largos flashbacks que abarcan la práctica totalidad del metraje, asistimos a la relación que Shields mantuvo con cada uno de ellos tiempo atrás. Ciertamente a los tres les jugó malas pasadas, pero ninguno sería lo que es en ese momento de no haber sido por él.

The Bad and the Beautiful expone los turbios tejemanejes sobre los que se cimenta la industria de Hollywood: fábrica de sueños, pero también de pesadillas. Allí, el poderoso Jonathan Shields, que asciende casi de la nada tomando su apellido como único punto de partida (su padre también había sido un conocido productor), ejerce de cacique que hace y deshace a su antojo. Es un tipo cínico, manipulador, soberbio, autoritario. Sin embargo, también sabe ser persuasivo cuando quiere, posee carisma y un gran talento para el negocio del cine. Lo mismo produce un filme barato de terror (La maldición de los hombres gato en clara referencia a La mujer pantera, de Jacques Tourneur) que una película de más de un millón de dólares. Es capaz de escribir un guión, moldear a una estrella o colocarse él mismo detrás de las cámaras para rodar una escena. Nada ni nadie se le resiste.


Kirk Douglas, que está realmente impresionante, encabeza un reparto de lujo en el que también sobresalen las composiciones de Lana Turner y Gloria Grahame. Esta última se llevó el Óscar a la Mejor actriz secundaria por interpretar a la frívola esposa del personaje de Dick Powell. Muy destacables son, asimismo, tanto la fotografía en blanco y negro de Robert Surtees como la elegante partitura de David Raksin. 

Lo dicho, obra maestra absoluta.


5 comentarios:

  1. Es un título muy interesante, por su descripción del universo cinematográfico y el carácter peculiar del personaje protagonista, inspirado como dices en Val Lewton y otros nombres de Hollywood. Años después, Minnelli se copiaba a sí mismo en "Dos semanas en otra ciudad". Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, ricard:
      Citas otro peliculón, amigo. Vincente Minnelli es un enorme director a redescubrir.

      Un saludo.

      Eliminar
  2. Esta película es una absoluta obra maestra, un prodigio de cine dentro del cine donde se disecciona la ambición y se tocan los principales ejes sobre los que pivota un largometraje (dirección, guión, interpretación y producción). Recomiendo verla en versión original porque si no se pierden muchos matices, como la sensacional actuación de Gloria Grahame. Sencillamente magnífica.

    Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Cuttlas:
      Siempre recomiendo ver las películas en versión original, sobre todo si se trata de obras maestras como ésta. Una de las grandes películas norteamericanas de siempre.

      Un saludo.

      Eliminar
  3. Una de las 10 mejores películas Estadounidenses de la historia. Perfecta.

    ResponderEliminar