Páginas

Una historia inmortal (Histoire immortelle, 1968) de Orson Welles.

“Es muy duro querer algo hasta el punto de no ser capaz de vivir sin ello. Si no lo consigues, es duro. Y si lo consigues, es más duro aún”.

Siglo XIX, colonia portuguesa de Macao, en China. Charles Clay (Orson Welles) es un rico comerciante americano, obsesionado con la idea de hacer realidad una antigua leyenda contada por los marineros: la de un viejo rico sin heredero, que ofreció a un marinero pobre cinco guineas de oro a cambio de pasar una noche con su joven y bella esposa.


Este mediometraje, realizado en principio para la televisión francesa, aunque finalmente terminaría estrenándose también en salas comerciales en su versión inglesa (con siete minutos más de metraje), adaptación de una obra de la escritora danesa Karen Blixen, supone uno de los trabajos menos conocidos de la filmografía de Orson Welles. Se trata de su primera película en color, algo que nadie podría intuir dada la riqueza cromática de su puesta en escena (excelente fotografía de Willy Kurant). El filme, de una atmósfera poética y onírica próxima a la ensoñación, indaga en temas como las relaciones de poder entre los hombres o la frontera que separa a la realidad de la ficción.


Existen en Histoire immortelle, filmada a caballo entre París y el municipio madrileño de Chinchón, dos dimensiones o capas dramáticas (la real y la ficticia) que se entremezclan por obra y gracia del señor Clay, sucedáneo de otros personajes wellesianos como el Charles Foster Kane de Ciudadano Kane o el Gregory Arkadin de Mister Arkadin. Clay, obsesionado con los “hechos”, quiere convertir en hecho (o realidad) una antigua leyenda contada por los marineros de medio mundo. Para ello, él mismo asumirá el papel de uno de los personajes de la historia, el del viejo rico sin herederos que pretende que un marinero desconocido pase una noche con su joven esposa para dejarla embarazada. Clay, como no podría ser de otra forma, se adjudica para sí el rol central de la trama; el de demiurgo que hace y deshace a su antojo el destino de los demás. Es su único modo de aliviar una existencia vacía y solitaria, ajena por iniciativa al amor y a la amistad. Los otros dos personajes de la leyenda, los de la mujer del viejo y el marinero pobre, serán encarnados por Virginie (Jeanne Moreau) y Paul (Norman Eshley), siendo este último un marinero de verdad al que Clay recoge en una calle adyacente al puerto. El personaje que sirve de nexo de unión entre las dos historias (real y ficticia), es el de Elishama Levinsky (Roger Coggio), el triste contable judío del señor Clay.


Se pueden apreciar a lo largo de Una historia inmortal, algunas de las constantes formales que caracterizaron al cine del autor de Sed de mal, como el uso de la profundidad de campo, la utilización repetida de planos picados y contrapicados, las angulaciones de la cámara o los primeros y primerísimos primeros planos del rostro de los personajes (véase la bellísima y atemporal secuencia de cama entre Virginie y Paul en el aposento de Clay).

Por último, además de mencionar que toda la película está envuelta por las notas del compositor francés Erik Satie, destacar la interpretación de ese enorme (en todos los sentidos) actor que era Orson Welles. Resulta imposible olvidar al decadente señor Clay sentado en su poltrona cual primitivo tirano, bastón en mano.


La edición de A Contracorriente Films

10 comentarios:

  1. Vi esta película hace muchos años pero recuerdo vivamente la belleza de sus imágenes.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No me extraña, porque plásticamente es uno de los mejores trabajos de Welles.

      Un saludo.

      Eliminar
  2. Cuando vi esta película me hizo enamorar del cine -y de Jeanne Moreau.

    Un verdadero ejercicio de poesía cinematográfica.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Quién no se ha enamorado de Jeanne Moreau?

      Un saludo.

      Eliminar
  3. Excelente. A este blog solo le haría falta "Citizen Kane" para cubrir las esenciales de Welles, ¿o sería un paso demasiado obvio?
    Eso también me hace pensar en algo respecto a Tarkovsky: ¿nunca te pasó por la mente hacer una lista de él? Me parece que, contando unas películas que hizo de estudiante (si es que es posible verlas, nunca las he buscado) y su documental, saldría el hierático número 10. No sé que pensarás al respecto.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Se podría hacer una lista de Tarkovsky, pero el único interés de la misma radicaría en el puesto que ocupa cada película.

      Un saludo.

      Eliminar
  4. He leído en algún sitio que Welles adoraba a la escritora Karen Blixen, así que me apetece mucho ver esta adaptación de la obra de la autora de "Memorias de África". Y es la única película de Welles que me falta por ver; de las que dejó terminadas.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Welles llevaba años intentado adaptar a Blixen. Si es la única del autor de 'Ciudadano Kane' que te falta, no te la pierdas.

      Un saludo.

      Eliminar
  5. Ricardo, buenas y santas, excelente blog. No he visto la película que reseñas, aunque sí he visto varias de Orson Welles. En mi opinión el bueno de Orson estaba sobrevalorado, no por ostentar maestría puede perdonarse que la mayoría de sus películas estén dañadas por el estudio o (en el caso de "Campanas de Medianoche") directamente mal rodadas. Con todo, me gusta, y su mejor película, en mi opinión, es "Sed de mal". ¿Qué te parece? De nuevo, felicitaciones por el blog.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El problema de las películas de Welles es que casi siempre fueron recortadas en la sala de montaje. A eso hay que sumarle que muy a menudo rodaba con pocos medios. Mi favorita es 'Otelo'.

      Un saludo.

      Eliminar