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Borgman (ídem, 2013) de Alex van Warmerdam.

“Y descendieron sobre la tierra para reforzar sus huestes”.

Camiel Borgman (Jan Bijvoet), una especie de vagabundo que vive bajo tierra, huye de tres tipos que quieren matarlo, yendo a parar a la puerta de una lujosa vivienda donde reside la familia Schendel.


Mejor película en el Festival de Sitges 2013, Borgman, del realizador holandés Alex van Warmerdam, es una enigmática alegoría sobre los miedos y deseos que anidan en lo más profundo de la conciencia altoburguesa. Sin esforzarse por disimular la influencia de títulos como Teorema (ídem, 1968), de Pier Paolo Pasolini, o Funny Games (ídem, 1997), de Michael Haneke, el filme que nos ocupa adquiere alma propia gracias a su curiosa, inquietante mezcla de comedia negra, drama familiar y thriller psicológico. Borgman está hecha del mismo material con el que se tejen las peores pesadillas. 


El arranque de la cinta es bastante surrealista; tres individuos, uno de ellos sacerdote, se arman hasta los dientes y se adentran en el bosque en busca de su presa, que resulta ser Borgman, quien descansa tranquilamente en su particular madriguera bajo tierra. Alertado por la llegada de los “cazadores”, nuestro singular protagonista consigue escapar, avisando a un par de camaradas suyos (uno de ellos es el propio Alex van Warmerdam) que también se esconden bajo tierra en otras zonas del bosque. Borgman llega a una gasolinera, en cuyos baños se acicala un poco antes de emprender su entrada al “mundo real”. Un lujoso barrio residencial lo espera. Llama a una puerta: “Buenas tardes, señora. Me pregunto si podría bañarme aquí. Estoy algo sucio”. Portazo por respuesta. Segundo intento, esta vez en casa de los Schendel. Abre el marido, Richard (Jeroen Perceval). ¿Qué pasará?

La película se integra dentro del llamado subgénero “home invasion”, donde un extraño suele instalarse en domicilio ajeno alterando con su sola presencia la estructura familiar hasta que termina desestructurándola. Borgman no es una excepción a lo dicho, aunque en este caso el intruso contará con el inesperado consentimiento de la señora Schleden, Marina (Hadewych Minis), la cual experimenta una extraña atracción hacia la figura del recién llegado.


De impecable factura visual, el trabajo de Warmerdam sorprende por sus repentinos estallidos de violencia y su carácter abiertamente enigmático. Porque, ¿quiénes son en realidad Camiel Borgman y sus compinches? ¿Poseen poderes sobrenaturales? ¿Son los representantes del mal en la Tierra? ¿Conforman una suerte de organización delictiva que pretende restaurar la justicia social? Juzguen ustedes mismos. Yo, por mi parte, les recomiendo su estimulante visionado.


6 comentarios:

  1. Así es, son muchas las preguntas que quedan una vez terminada la película, lo cual es sumamente estimulante y agradable: imaginar pero no saber realmente qué pasó más allá de que la familia esa se fue al carajo. Esa intrigante obra teatral y la figura de Borgman no se olvidan fácilmente, entre otras cosas.
    Recomiendo "Los últimos días de Emma Blank", filme que van Warmerdam hizo antes que ésta, también con mucho humor negro y burguesía destruida.
    Saludos.

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    1. Hola, Jimmy:
      La verdad es que no había visto nada de Warmerdam antes de "Borgman", así que apunto la película que recomiendas.

      Un saludo.

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  2. Una historia muy inquietante acerca del mal absoluto. La defines muy bien como una alegoría de la mala conciencia de los burgueses de clase media-alta. Saludos.

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    1. Hola, ricard:
      Tan inquietante que después de verla difícilmente le cederás tu bañera a un desconocido... :)

      Un saludo.

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  3. Totalmente de acuerdo con tu critica, entre sus influencias citas a Teorema también podria tener algo de Visitor Q, que no se si la has visto pero te la recomiendo , la mejor locura de Miike.

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    1. Hola, sabela:
      Pues no he visto esa película de Miike, así que acepto la recomendación.

      Un saludo.

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