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Forajidos (The Killers, 1946) de Robert Siodmak.

“No pida a un moribundo que mienta y se condene”.

Un perspicaz inspector de seguros (Edmond O'Brien) decide investigar el asesinato de un asegurado de su compañía al que apodaban “el sueco” (Burt Lancaster). Hurgando en su pasado, descubre que se trataba de un ex boxeador que terminó inmiscuyéndose en asuntos delictivos por culpa de una mala pécora (Ava Gardner). 


Dos matones llegan de noche a un pequeño pueblo. Su objetivo no es otro que el de acabar con la vida de un simple gasolinero. Tras comprobar que éste no ha ido al restaurante en el que cada noche acostumbra a cenar, deciden hacerle una visita en la pensión donde se hospeda. Allí, en su cuarto, lo acribillan a balazos. La víctima no opone la menor resistencia. De hecho, parecía esperar resignada a sus verdugos… Así comienza The Killers, un soberbio ejercicio de cine negro filmado por Robert Siodmak a partir de un relato corto de Ernest Hemingway publicado en el año 1927. John Huston colaboró en la escritura de su preciso guión, pese a no aparecer acreditado. Además, la película supuso el descubrimiento de una jovencísima Ava Gardner, que hasta ese momento sólo había participado de manera testimonial en unas pocas producciones de irrisorio presupuesto.


El filme posee una estructura narrativa similar a la de la obra maestra de Orson Welles Ciudadano Kane, al articularse en varios flashbacks que provienen de los testimonios aportados por diversos personajes a lo largo del metraje. Aquí, en lugar de un periodista anónimo, es Jim Riordan, inspector de seguros, el que se encarga de armar las piezas del puzzle en torno a la trágica figura del sueco. Las distintas revelaciones irán sacando a la luz una compleja historia de engaño y ambición que casi siempre culmina con la muerte. La presencia de esos flashbacks, sumada a la de otros elementos como la voz en off, el marco urbano, la iluminación expresionista o la mujer fatal, convierten a Forajidos en un ejemplo canónico del noir clásico. Es una lástima que el guión, en su afán de que todo encaje, contenga algunas situaciones no demasiado creíbles (el testimonio del moribundo en la cama del hospital, por ejemplo).


No quisiera finalizar la reseña sin aludir a dos de las escenas que más me gustan de la cinta. La primera de ellas es la presentación del personaje de Kitty, irresistible junto al piano, durante la fiesta organizada por el mafioso Big Jim (Albert Dekker); la segunda, el brillantísimo plano secuencia que muestra el asalto a la fábrica desde la llegada de los ladrones, hasta su posterior huida en coche escapando de la policía. Sencillamente magistral. 

No se deben perder The Killers, uno de esos clásicos que de verdad hacen justicia a su denominación.


4 comentarios:

  1. Una de las mejores películas del género!! Creo que el comienzo es de lo mejorcito.
    Saludos.

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    1. Hola, Manderly:
      Tienes razón, el inicio de la película es magnífico. Clasicazo.

      Un saludo.

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  2. Clásico y arquetípico negro, ¡sí, señor!. Coincido en el pero que comentas de la escena del moribundo con su flashback "metido con calzador" pero es "pecata minuta"...la secuencia del atraco es puro cine. Y no sólo lanzó a la Gardner, esta película fue el debut de Burt Lancaster y ¡vaya estreno!: El Sueco es un auténtico perdedor. Ale, voy a ver ahora mismo el fantástico "remake" de Siegel, que el hombre se quedó con el "gusanillo" al realizar el primer tratamiento del guión de esta película y se despachó a gusto "sacándose la espinita" unos años más tarde. Saludos.

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    1. Hola, Ca:
      Un "noir" impresionante, la verdad. Una pena esos "peros" que impiden que alcance la absoluta redondez. En cualquier caso, cien por cien disfrutable. "Código del hampa" también es magnífica, aunque algo inferior a ésta.

      Un saludo.

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