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La sombra de una duda (Shadow of a Doubt, 1943) de Alfred Hitchcock.


La joven Charlotte (Teresa Wright), a la que todos conocen como “Charlie”, se muestra entusiasmada ante la visita de su tío Charlie (Joseph Cotten). Lo que ella no sabe, es que su admirado pariente es uno de los principales sospechosos del asesinato de varias viudas ricas. No obstante, la extraña actitud de éste, hará que pronto comience a sospechar de él.

 
Alfred Hitchcock señaló en más de una ocasión, que de entre todas sus películas, Shadow of a Doubt era su preferida.  Personalmente la considero una de las cumbres de su filmografía, pese a no ser uno de sus trabajos más populares.

Aquí el cineasta inglés pone su irrepetible genio al servicio de la sobriedad y el clasicismo más puros, ahondando con suma maestría en la dualidad humana, en la presencia y convivencia del bien y del mal, no ya sólo dentro de un marco urbano o seno familiar (que también), sino en el interior de una misma persona. Porque ¿qué tiene que ver el elegante y atractivo tío Charlie que dona dinero a los niños necesitados con el asesino psicópata que habita en su interior? Así de compleja es la psique humana, y nadie se ha adentrado en sus insondables recovecos y contradicciones como el maestro del suspense.

La acción se desarrolla en el tranquilo y armónico mundo que representa la soleada localidad californiana de Santa Rosa. Un espacio incorrupto, al menos en apariencia, en el que las vidas de sus habitantes transcurren en ese entorno idílico y calmo del que no gozan las grandes urbes. Un lugar perfecto para que Hitchcock haga aflorar el mal, la putrefacción que subyace bajo lo cotidiano, los secretos inconfesables de las familias honradas. Ya lo dijo una vez: “Me gusta lo macabro bajo un rayo de sol”.


Esa dualidad a la que nos referíamos con anterioridad, queda enfatizada, además de en determinados detalles (el tío y la sobrina se llaman igual, hay cierta conexión mental entre ambos, se hacen alusiones a gemelos), en la propia estructura del filme a base de escenas que se repiten y establecen paralelismos. Resultando formalmente similares, aunque difieran mucho en cuanto a su contenido en función del momento dramático en que se encuentre el relato. Un ejemplo de lo que digo, es la idéntica (sólo cambia el entorno) presentación que se hace de los personajes del tío Charlie y de Charlie, pero hay varias más (el espectador atento las descubrirá).

No falta en la película el típico humor negro hitchcockiano, ejemplificado en la pareja que conforman el padre de Charlie (Henry Travers) y su vecino (Hume Cronyn),  quienes mantienen noctívagas conversaciones sobre asesinatos y el modo de cometerlos, ignorando que a su lado tienen a un verdadero homicida. 


La sombra de una duda también nos ofrece el atormentado retrato psicológico de uno de los malvados más conseguidos del cine Hitchcock: el tío Charlie, cuya ambigüedad moral es sólo comparable a la del Bruno Antony de Extraños en un tren (Strangers on a Train, 1951). Joseph Cotten realiza el mejor papel de su carrera con su zalamera y atrayente composición. 

Cabe señalar como anécdota final, que la cinta fue objeto de un divertido homenaje en la mítica serie La Familia Monster. Concretamente en el episodio correspondiente a su primera temporada titulado El hermano gemelo de Herman. Huelga decir que el gemelo que llegaba de visita a la casa familiar, era muy similar a nuestro querido e inolvidable tío Charlie.


11 comentarios:

  1. La niña que va a la biblioteca siempre lo supo todo.
    Buena peli , el blog seria 10 puntos , si no es por la música que aparece
    saludos

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  2. Hola, Leox:
    Es cierto que la niña de las gafas intuye, en todo momento, que hay algo extraño en el tío Charlie. Por otra parte, lamento que no te guste la música del blog. Opté por la clásica porque me parece la más adecuada para poder leer las entradas sin que moleste demasiado. Incluso puede resultar agradable.
    Un saludo y gracias.

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  3. La música es muy buena , pero a veces estoy leyendo el blog en la oficina y con el volumen me deja sordo, debería tener un opción de reproducirla si uno lo desea.

    Otra cosa que recuerdo de la niña es que era una muy buena lectora , con visita a la biblioteca continua

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  4. Hola, Leox:
    Entiendo lo que dices. La música no debería saltar de forma automática, ya que si llevas auriculares, es cierto que puede molestar. Lástima que no se pueda evitar.
    A la niña le encanta leer, es la típica sabelotodo. En una escena, su padre, que lee novelillas baratas de misterio, le pregunta a ella sobre lo que está leyendo. La respuesta es "Ivanhoe" de Walter Scott.
    Un saludo y gracias de nuevo.

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  5. Para mi el blog es un diez y con la música ya, un doce; porque el volumen lo podemos regular a voluntad; me gustó especialmente la de Erik Satie con los cuadros impresionistas. En cuanto a la película, recuerdo que me inquietó mucho, cuando la ví por primera vez, esa incertidumbre sobre las personas "conocidas"; impresionante la escena donde él intenta tirarla a ella del tren.
    Y por último, ¡Larga vida a las bibliotecas!
    Hasta la próxima. Un saludo

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    1. Bueno, también podemos estar escuchando otra música cuando navegamos por Internet y la del blog se solapa con ella aunque ésta se puede regular "a voluntad". Un saludo.

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    2. Hola, Ca:
      Intento poner una música que resulte agradable al lector; no obstante, entiendo que a veces pueda ser molesta.

      Un saludo.

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    3. No al contrario, el que espera no haber molestado soy yo. La música no es molesta, lo que quiero decir es que uno puede estar escuchando otras cosas y, como me pasó a mi la primera vez que visité tu blog, preguntarse de ¿dónde diablos sales esta otra?:). También es cuestión de costumbres, hay gente que no quiere escuchar música mientras lee pero es tu elección y si consideras que es lo adecuado añadir banda sonora, pues perfecto, yo seguiré pasándome de tanto en cuándo y más ahora que sé que no tengo "poltergeist en mis altavoces". Un saludo

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    4. Tranquilo, Ca, tu comentario no molesta en absoluto. Entiendo que te sorprendiera esa melodía que surgió sin que la esperaras :).

      Un saludo.

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  6. Hola, selegna:
    Agradezco enormemente tus palabras, esperemos continuar así. Me gusta mucho Satie, creo que sus delicadas composiciones son muy adecuadas para que suenen de fondo en un blog.
    En cuanto a la película en cuestión, señalar que es una de mis favoritas de Hitch. No me canso de verla, ya que me parece perfecta. Esa escena a la que te refieres, es un buen ejemplo de la maestría del autor a la hora de crear suspense. Inolvidable. Sí, estoy contigo, larga vida a las bibliotecas :).
    Un saludo, simpática.

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  7. No solo es inolvidable la escena del intento de asesinato en el tren. Lo son todas. Puestos a escoger una, yo me quedo con la larga secuencia de la confirmación de la sospecha: me refiero a la secuencia en la que Charlie --la chica-- sale de casa antes de que cierre la biblioteca (son ya casi las nueve) para encontrar la noticia que su tío recortó del periódico. Es de una tensión casi insoportable: en su camino hacia el descubrimiento, un guardia la hace regresar a la acera para que no dificulte el tráfico y no provoque algún accidente (y se coloca entre dos señoronas que la observan casi con desprecio), llega a la calle donde se encuentra la biblioteca y antes de que entre en el edificio (que parece casi una mansión encantada) ve con desespero que se van apagando las luces y van sonando las campanadas de las nueve (una, dos, tres, cuatro...), la gente que está en el exterior la observa a ella completamente sorprendida ('¿qué le ocurre a esta chica?')', la puerta se abre y aparece la figura de una bibliotecaria que parece sacada de una película de terror gótico (increíble caracterización), y luego leemos la noticia con el fondo sonoro del vals del inicio. Con Hitch (y con todos los grandes) las películas deben verse mil veces: la primera vez es solo el aperitivo (te quedas con la trama, y atrapado por la atmósfera, el clima, los personajes, los diálogos, las luces y las sombras, un no-se-qué misterioso e intangible que sabes que explorarás en un segundo visionado, y es esta segunda vez cuando degustas el primer plato, pues empiezas a entender --solo empiezas-- por qué no tuviste suficiente con el aperitivo). Por lo que respecta a la música del bloc: yo no la siento, y ya me parece bien (difícilmente soporto la música que pone otro, si lo que quiero es leer y ver), pero un bloc es un producto personal y es su 'hacedor' quien decide.

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