“Yo no creo en Dios,
pero mantengo una buena relación con él”.
(Krzysztof
Kieslowski)
Serie
dividida en diez episodios de poco menos de una hora de duración inspirados en
cada uno de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios revelados a Moisés.
Soy el Señor, tu Dios (Dekalog, jeden).
Pawel
(Wojciech Klata) es un niño de unos ocho años que vive junto con su padre Krzysztof
(Henryk Baranowski), profesor universitario, en un apartamento de Varsovia.
En
este primer episodio, el realizador polaco se pregunta acerca del significado
de la existencia y de la muerte a través de la ingenua mirada de un niño cuyos
padres viven separados. El pequeño se encuentra atrapado entre dos corrientes:
la atea y racional que representa su padre; y la religiosa y emocional que
personifica su tía (Maja Komorowska). Se trata de un filme sumamente enigmático
(¿quién es el personaje que aparece sentado en la calle junto al fuego, y que
aparecerá también en otros capítulos de la serie? ¿Quizá un ángel?), en el que
la vanidad humana y científica se ven superadas ante los trágicos e inextricables
acontecimientos del destino.
No
invocarás el nombre de Dios en vano
(Dekalog, dwa).
Un
viejo doctor (Aleksander Bardini) es asediado por su vecina (Krystyna Janda),
una violinista cuyo marido agoniza en el hospital en el que el facultativo
trabaja.
Este
segundo mediometraje se centra en la relación que se establece entre dos
vecinos de un mismo edificio (el bloque de apartamentos de hormigón de la época
marxista-socialista que aparece en todos los capítulos). Dorota quiere saber de
boca del viejo doctor si su marido, quien se debate entre la vida y la muerte
en el hospital, va a sobrevivir o no para tomar una decisión acerca del bebé
que espera, fruto de su relación con otro hombre. En función de lo que le diga,
optará por continuar con el embarazo (si su marido fallece) o, por el
contrario, abortarlo (si su marido sobrevive). Kieslowski plantea un complejo
dilema moral relativo al origen de la propia vida. Aquí no es Dios quien decide
sobre el futuro del nonato, sino el personaje del médico. Los dos intérpretes
principales están magníficos.
Santificarás
las fiestas
(Dekalog, trzy).
Nochebuena.
Ewa (Maria Pakulnis) recurre a Janusz (Daniel Olbrychski), su antiguo amante,
para que la ayude a encontrar a su marido, que, al parecer, ha desaparecido.
La
soledad, representada por esas desiertas calles de una Varsovia helada durante la
noche de Nochebuena, constituye el tema principal de este tercer mediometraje
de El decálogo. La soledad y el
desesperado intento por escapar de ella de la protagonista, a quien una
infidelidad descubierta le arrebató todo cuanto poseía. Un cuento navideño a lo
Kieslowski.
Honrarás
a tus padres
(Dekalog, cztery).
Anka
(Adrianna Biedrzynska), joven de veinte años que estudia tercero de
interpretación, vive en compañía de su padre Michal (Janusz Gajos), con quien
mantiene una excelente relación. Cuando éste sale de viaje unos días por
cuestiones de trabajo, la joven se ve tentada a abrir una carta dirigida a ella
que, en teoría, no debería abrir hasta la muerte de su progenitor.
Uno
de los episodios más sutiles y complejos de la serie, donde los secretos
revelados y la mentira juegan un papel fundamental en una relación paternofilial
de reminiscencias edípicas. Kieslowski vuelve a dar una lección sobre cómo
dirigir a sus actores.
No
matarás (Dekalog, piec).
En
este relato confluyen, para mal, las vidas de un abogado recién licenciado
(Krzysztof Globisz), un taxista (Jan Tesarz) y un joven descarriado (Miroslaw
Baka).
Versión
reducida de la película de Kieslowski No
matarás (Krótki film o zabijaniu,
1988), Premio del Jurado y Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes. Su metraje
pasa de ochenta y cuatro a cincuenta y siete minutos. El autor de La doble vida de Verónica se cuestiona
aquí la eficacia de las leyes humanas como instrumento para evitar los delitos,
y condena el asesinato, ya sea a manos de un individuo o de la maquinaria legal
del Estado (pena de muerte). El mejor episodio de la serie y una de las cumbres
de la filmografía de Kieslowski. Obra maestra de impactante crudeza.
No
cometerás adulterio
(Dekalog, szesc).
Tomek
(Olaf Lubaszenko) es un joven de diecinueve años que espía a través de la
ventana su hermosa vecina Magda (Grazyna Szapolowska), mayor que él.
Como
el episodio anterior, otra versión reducida, esta vez del filme No amarás (Krótki film o milosci, 1988), Premio Especial del Jurado en el
Festival de San Sebastián. Kieslowski reflexiona sobre temas como el amor, la
obsesión, el sexo o el desengaño en un relato que bebe del voyeurismo cinematográfico
de la obra maestra de Alfred Hitchcock La
ventana indiscreta (Rear Window,
1954). Magistral dirección del realizador polaco. Una maravilla.
No
robarás (Dekalog, siedem).
Ania
(Katarzyna Piwowarczyk), de seis años, es hija de Majka (Maja Barelkowska),
aunque ha crecido pensando que su madre es Ewa (Anna Polony), cuando en
realidad es su abuela.
Este
séptimo episodio de la serie plantea un profundo enfrentamiento entre madre e
hija que puede recordar por su origen traumático al expuesto por Ingmar Bergman
en Sonata de otoño (Höstsonaten, 1978). La causa no es otra
que la custodia de una niña que en su momento fue registrada como hija de su
abuela porque su auténtica madre la tuvo siendo aún adolescente tras una
relación furtiva mantenida con su profesor. Ahora la madre quiere recuperarla,
algo a lo que la abuela, egoísta, se opone.
No
mentirás (Dekalog, osiem).
Una
vieja profesora universitaria (Maria Koscialkowska) debe hacer frente a una
controvertida decisión de su pasado en la figura de Elzbieta (Teresa
Marczewska), una polaco-estadounidense a la que pudo haber salvado la vida
cuarenta años atrás.
Kieslowski
nos propone aquí otro dilema moral, al confrontar los miedos y principios
pasados de una profesora de ética que quizá tomó una decisión equivocada en
tiempos de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Polonia judía agonizaba bajo el
horror nazi. Como curiosidad, señalar que el problema ético que plantea una
alumna como práctica en el transcurso de una clase, remite directamente al
segundo episodio la serie.
No
desearás a la mujer de tu prójimo (Dekalog, dziewiec).
Roman
(Piotr Machalica), cirujano de profesión, sufre un duro varapalo cuando recibe
la noticia de que se ha quedado impotente para siempre.
Uno
de los episodios de mayor tensión dramática de toda la serie, especialmente en
su tramo final. El matrimonio compuesto por Roman y Hanka (Ewa Blaszczyk) deberá
afrontar una grave crisis a consecuencia de la disfunción sexual irreversible que
sufre el primero. ¿Puede funcionar una relación de pareja sin que haya sexo de
por medio? ¿Está el engaño justificado en un caso así? Kieslowski ahonda en la
infidelidad y en sus consecuencias con este intenso drama filmado con su
característica exquisitez visual.
No
desearás los bienes ajenos (Dekalog, dziesiec).
Jerzy
(Jerzy Stuhr) y Artur (Zbigniew Zamachowski) son dos hermanos que no se ven
desde hace un tiempo, y que ahora se reúnen con motivo de la muerte de su
padre, con quien mantenían una relación distante y del que heredan una
valiosísima colección de sellos.
Kieslowski
concluye su radiografía sobre el alma humana con esta simpática comedia negra
sobre dos hermanos que acaban teniendo más cosas en común con su difunto padre
de lo que en principio creían. Como en el resto de episodios de la serie, la
puesta en escena vuelve a ser sobria y grisácea. Estupendo trabajo de los dos
actores protagonistas. Cierre inolvidable para una monumental obra que es al
cine lo que los cuentos de Chéjov son a la literatura.