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Soundtracks: La novia cadáver (2005) de Danny Elfman.

Por Antonio Miranda.


Seis primeros minutos de película; el compositor estadounidense muestra el poder que nos ofrecerá en este trabajo. Ininterrumpidos y conjuntando orquestación con arreglos exquisitos y voz y un toque satírico y burlón que remata un inicio, musicalmente hablando, perfecto, Elfman anuncia ya la brillante composición que está por venir. Poco después, tras la llegada a la mansión, se produce una de las secuencias más interesantes para cualquier estudioso de la influencia de la música del cine en este último (y no por la estructura de aquélla alrededor de la escena, o los compases previstos acompañando a los sucesos, o las sensaciones que broten del momento). Es habitual escuchar, como música incidental en el cine, cualquier pieza clásica y, si sale de un piano, más siquiera; Chopin, Liszt, Mozart… Aquí entra en juego el papel del director. Él es quien decide y Burton, en esta ocasión, libera a la trivialidad de lo habitual y sienta a Víctor (protagonista masculino) al piano para tocar una pieza original del propio Elfman, el tema principal de la película en versión piano. Emocionante para quien esto escribe. Algo de una sutileza e inteligencia extraordinarias. ¡La música de cine se eleva a la máxima expresión! Habría sido tan fácil que Víctor interpretase a Beethoven y la gente, sentada en sus butacas, reconociese orgullosa la melodía… No, no es así, has de agudizar el entendimiento para dibujar en el aire el triángulo vital que se forma entonces: novio y novia unidos por la música que toca aquel, que oye ésta y que compone Elfman  identificando la idea global de la obra. Es enlazar lo que la música explica y sintetiza en este filme (la vida y la muerte) con el drama y el romanticismo profundo de los dos protagonistas.


La habilidad descriptiva, solapando escenas de calibres incluso opuestos, es admirable. Los detalles y sentimientos, objetos y burlas, comicidad y drama, todo va apareciendo de forma habilísima y es respondido, mejor dicho, descrito, por el músico con destreza y sin la trivial necesidad de los silencios. Rememorando matices de viejas y admirables composiciones (Sleepy Hollow, Eduardo Manostijeras, Pesadilla antes de Navidad; la escena en la cual aparece la Novia Cadáver es un espectacular juego de combinación de la fuerza espeluznante de la primera y los coros de la segunda), Elfman va fabricando un score sólido y de gran convicción, solventando el complicado tema de la narración mediante magistrales y estudiadas canciones, en cuyo género ya mostró, años atrás, una delicioso dominio.

Extraordinaria opereta; Elfman marca su territorio con claros apuntes cómicos y disparatados pero llenos de un sentido filosófico práctico. El uso de la orquesta alcanza su máximo esplendor sin necesidad de acudir a sonidos electrónicos, tan habituales hoy día. Aún da un giro más drástico y emplea el clavicordio como instrumento de vital importancia en torno al cual se mueve la historia. Un absoluto y nada habitual acierto del compositor otorgando a esta clásica herramienta el papel principal en su música, sonido que, en la ópera, resulta de igual trascendencia pero como elemento básicamente de apoyo. Aquí no, el corte dramático y operístico de la partitura se afianza más, si cabe, escuchando cómo las notas del instrumento europeo deambulan con arrollador sentido por toda la obra.

Danny Elfman.

Ya hemos mencionado la introducción y la escena donde aparece la Novia Cadáver, de grandísima calidad musical; la película se mueve en continuas narraciones y descripciones ejecutadas por la orquesta y llega, a mitad de la obra, a la breve pero extraordinaria secuencia donde el viejo Elder Gutknecht fabrica la pócima para la pareja, una sobredosis de calidad del compositor que nos ofrece combinando admirablemente fragmentos ‘’herrmannianos’’ con instantes drásticamente ‘’elfmanianos’’ y segundos de descripción con momentos de narración para concluir, sin brusquedad, adoptando su propio estilo al dejar a los protagonistas en el mundo de los vivos. Magnífico.


El guiño al score de Max Steiner para Lo que el viento se llevó califica la locura compositiva que precede al romántico final. Un revoltijo de melodías, estilos, arreglos, matices y anécdotas musicales que, unidas por dicha referencia al genial compositor austriaco, adoptan el papel de narradoras en la sombra y son capaces de anonadar a cualquier espectador que se centre en la escucha. ¿Cómo es posible concluir una historia con semejante maraña musical sin que se caiga en el desastre artístico? Burton por un lado (la historia) y Elfman por otro (la música), ambos formando una única y lograda intención, lo consiguen. Dos genios.

Concluyendo, una obra maestra de Danny Elfman con gran frescura y variedad de registros. Es una lástima que esté precedida de obras maestras que ya el compositor elaboró en el pasado de un estilo similar y que impiden, en cuanto a originalidad, alcanzar cotas mayores.


4 comentarios:

  1. Hola, Antonio:
    'La novia cadáver' es una de mis películas favoritas de Burton. La música es extraordinaria. Me parece de lo más acertada la descripción que haces de este score como "maraña musical". Cuando comentas que la obra de Danny Elfam carece de frescura, en cuanto a originalidad, caemos en la cuenta de lo difícil que es alcanzar la genialidad, sin caer en un estilo repetitivo y recurrente que en ocasiones caracteriza a determinados compositores (en mi opinión, uno de ellos es John Barry) y cineastas. Yo creo que a Tim Burton le ocurre lo que a Elfman en esta obra musical: por más que intenta reinventarse no crea nada nuevo, su estilo personal ha perdido mucha creatividad. En fin, un asunto interesante a debatir. Como siempre, enhorabuena por tu reseña. Un saludo.

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  2. Estoy de acuerdo contigo, Lumiére. Muchas veces no valoramos lo que un compositor o artista ha conseguido, fijándonos en la repetición de lo alcanzado hasta entonces. Elfman es un grandísimo compositor y junto a Burton ha logrado cotas artísticas sobresalientes en la música de cine. ''La novia cadáver'' es una pieza exquisita, de ambos pienso. No obstante, también debemos considerar la temporalidad de la obra y si tiene antecedentes de estilo y demás consideraciones artísticas. Ésta los tiene. Igual me equivoco, pero pienso que si hubiera sido de las primeras creaciones del músico habría alcanzado el 10 y no el 8, como le he puesto, que para nada es mala calificación, al contrario, cuatro estrellas ya es catalogar una producción en altas cotas artísticas. Resumiendo, y estando de acuerdo contigo en que el debate sería interesante (anímense a participar, lectores), ''La novia cadáver'' es una delicia en todos los aspectos.

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  3. Comparto tu opinión. En el caso de Tim Burton, pues tampoco puedo comentar acerca del trabajo del compositor Elfman, dado mi desconocimiento, sí es cierto que sus dos últimos trabajos "Sombras tenebrosas" y "Frankeweenie" dejan mucho que desear. Sería absurdo comparar a Burton con sus obras antecedentes (una tendencia muy común entre críticos y aficionados), pues personalmente opino que cuando un realizador o compositor alcanza cotas artísticas tan altas con obras como "Ed Wood" o "La novia cadáver", difícilmente este llegará a subir tan alto, o quizás me equivoque. Los antecedentes y otras consideraciones artísticas son una fuente de inspiración inevitables, pues son el medio que utilizamos para la valoración. A parte de este tema, que sigue abierto al debate, he de decir que las dos últimas banda sonoras que he escuchado más detenidamente han sido las de Lalo Shifrrin, por su trabajo en "Harry el sucio" y Lisa Gerrard por "Gladiator". La verdad es que la música empleada en "Gladiator" fue bastante arriesgada para el género. Del trabajo de Lalo Shiffrin particularmente me quedo con la balada de estilo soul de Bernard Ito. Sensacional.

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  4. Qué grande Lisa Gerrard, para mí uno de los artistas (hablando en masculino y general) más exquisitos de la actualidad. Al igual que Ricardo publicó recientemente (antes de ''La Novia'') el artículo sobre ''Braveheart'', tengo en mente también el de ''Gladiator''; son, quizá, dos obras algo alejadas de las intenciones del cine que se trata en ESCULPIENDO EL TIEMPO pero, al margen de este matiz, su estudio desde la partitura de Horner y Zimmer/ Gerrard es absolutamente recomendable y atractivo. Dos obras maestras de la música actual. Schifrin...qué decir? gran músico; gran tema para M:I. Saludos, amigo!!!! (Ah!!!!, también está en mente y, próximamente, en activo, el estudio del mejor Elfman para ''Pesadilla antes de Navidad'').

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