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Festival de Cine Europeo de Sevilla 2013: Sorrentino ilumina al SEFF con su gran belleza mientras Van Groeningen conquista al público.


LA GRAN BELLEZA (La grande belleza, 2013), de Paolo Sorrentino. Sección oficial.


Desde que se proyectara en el pasado Festival de Cannes, de donde incomprensiblemente se fue de vacío, muchos han sido los que han comparado el último trabajo de Paolo Sorrentino con La dolce vita de Fellini. Negar que se inspira en ésta sería una estupidez, pero reducirlo a una mera puesta al día del clásico no me lo parece menos; entre otras cosas, y perdonen mi atrevimiento (sacrilegio dirán algunos), porque considero que la obra que nos ocupa, en la que también se aprecian influencias de Antonioni o Resnais, es superior a la del autor de Otto e mezzo. Aquí al menos, el equilibrio entre lo trascendental y lo ridículo, entre lo sublime y lo absurdo, está más conseguido.

Con La grande bellezza, el director italiano, haciendo valer el proverbio latino memento mori, nos recuerda que la vida es ese efímero instante que transcurre entre dos nadas eternas. Un instante en el que la ininterrumpida sucesión de alegrías, tristezas, placeres, obligaciones, descubrimientos, decepciones, fracasos e ilusiones, impiden vislumbrar su verdadero significado, impiden advertir su auténtica belleza. La belleza que inspira el trabajo de los artistas y otorga paz al resto de los hombres. La gran belleza. Esa que desprende cada uno de los fotogramas de esta poética, maravillosa, profunda película. La misma que busca, como si de un personaje proustiano se tratase, un resignado Toni Servillo (soberbia interpretación la suya) que está a punto de entrar en la vejez y abandonar el dandismo. Pero, ¿dónde se halla tal belleza? ¿Es inasible su naturaleza? ¿En qué lugar reside?  ¿A orillas del río Tíber a su paso por Sant'Angelo? ¿En el recuerdo del primer amor? ¿Junto al milenario Coliseo? ¿Bajo los efectos de un gin-tonic bien cargado? ¿Entre los muslos de una mujer? ¿En un baile de discoteca? ¿Sobre el puente Garibaldi? ¿En la palabra de una santa?… 

El filme, visualmente subyugador, se aleja de todo convencionalismo narrativo, primando siempre el carácter subjetivo y fragmentado de la narración. La ampulosa cámara de Sorrentino, que parece flotar en el aire, se esfuerza por exprimir la belleza de cada plano, algo a lo que contribuye el inigualable magnetismo de la Città Eterna.

En su conjunto, podemos afirmar que La grande bellezza supone un ejercicio de estilo apabullante; aunque lo que la hace en verdad magistral es su lúcido contenido. Obra maestra.




ALABAMA MONROE (The Broken Circle Breakdown, 2012), de Felix van Groeningen. Selección EFA.


Resulta difícil valorar con objetivad una película que apunta directamente al corazón de los espectadores. Alabama Monroe, del belga Felix Van Groeningen, es un estupendo melodrama sobre una pareja de músicos que debe afrontar la enfermedad y posterior muerte de su hija Maybelle, de tan sólo seis años de edad. Se trata de una historia preciosa, a la par que desgarradora, que alterna con fluidez presente y pasado mostrando los fragmentos esenciales de la relación que mantienen Didier Bontinck/Monroe (Johan Heldenbergh) y Elise Vandebelde/Alabama (Veerle Baetens), dos personalidades compatibles pese a sus dispares visiones de la vida. El fallecimiento de la pequeña, a causa de un terrible cáncer, acentuará las diferencias entre ambos, dificultando que todo siga como antes. La carismática interpretación de los dos actores principales, permite al público empatizar con sus problemas e implicarse con su historia. El filme cuenta, además, con una maravillosa banda sonora de bluegrass y una cuidada fotografía. En su debe, cabe señalar ciertos excesos dramáticos que buscan la fácil conmoción del espectador, un discurso ético-religioso que no viene demasiado a cuento, y el momento “a lo Ghost” que hay casi al final. En definitiva, la vida se compone de buenos y malos momentos, y la obra que nos ocupa, adictiva de principio a fin, acierta al equilibrar la sucesión de unos y otros. 


2 comentarios:

  1. He visto la peli por error, pues me he equivocado de sala (quería ver '¿Qué nos queda?'), algo que creo que no me había sucedido nunca (cuando uno se hace mayor...). Me ha gustado verla pero no la volveré a ver, no porque sea deprimente (que lo es), sino por aspectos más bien técnicos: cuando la banda sonora se impone, algo falla (por mucho que los protas sean músicos); cuando la alternancia entre presente y pasado la notas demasiado, y no aciertas a entender el porque de este recurso, algo falla; cuando se habla tanto de Dios en un contexto profano, algo falla; cuando un suicidio se muestra cuatro veces (o quizá son tres, no llevo la cuenta) sin que tengas la impresión de que la segunda añade contenido (y te preguntas si se trata de un segundo suicidio), y la tercera a las otras, y la cuarta, algo falla. El momento 'a lo Ghost' no me ha parecido mal, e incluso creo que es un acierto (si alguien cree en la vida más allá de la muerte, pues bueno, es incluso lógico que estando en estado vegetativo tenga un desdoblamiento astral). He mirado el reloj unas cuantas veces, se me ha hecho larga, y el mismo dramatismo de la historia ha provocado que me ponga una buena coraza, y no he 'empatizado'. Hay muchas pelis sobre los efectos en los padres de la pérdida de un hijo que son mucho mejores a esta (por lo pronto, pues tenemos, aunque no es el único tema que se trata, la magnífica 'Short cuts' de Altman, y la también magnífica 'Tormenta de hielo' de Lee, etc. etc. Ricardo, quizá es un poco morboso, pero ¿te atreverías a hacer una lista top ten de pelis sobre el tema?

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    1. Hola, Josep:
      ¿Una lista de películas sobre padres que han perdido a un hijo? Un tema duro, sin duda. Habría que pensarlo. Seguro que en ella estaría "La habitación del hijo". Por cierto, muy bueno eso de entrar en una película que no tenías pensado ver :)

      Un saludo.

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