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El pasado (Le passé, 2013) de Asghar Farhadi.

“El pasado nunca se muere, ni siquiera es pasado”
(William Faulkner)

Tras cuatro años de separación, Ahmad (Ali Mosaffa) llega a París desde Teherán para firmar el acuerdo de divorcio con su mujer francesa, Marie (Bérénice Bejo), quien ahora pretende casarse con Samir (Tahar Rahim), su nueva pareja. Sin embargo, la hija mayor de ésta, Lucie (Pauline Burlet), se opone al matrimonio, e intenta encontrar en Ahmad un aliado para evitarlo.


Después de Nader y Simin, una separación (Jodaeiye Nader az Simin, 2011), cinta que le valió al director iraní Asghar Farhadi el Óscar a la Mejor película de habla no inglesa y el Oso de Oro en Berlín, entre otros galardones internacionales, uno esperaba que Le passé, su nuevo trabajo, fuese bastante más de lo que es: un telefilme de sobremesa impecablemente rodado e interpretado. Su nada relevante argumento, un drama familiar donde el pasado se muestra como un ente vivo, “resucitable”, que constriñe las aspiraciones futuras de los personajes, no da para mucho, a pesar de la eficiente labor en la dirección del autor de A propósito de Elly, que también firma el guión de la historia.


Si en su película anterior la separación del matrimonio protagonista servía a Farhadi para exponer las relaciones socio-patriarcales, así como la dualidad y las contradicciones que caracterizan al régimen teocrático iraní, el mismo acontecimiento es utilizado aquí para reflexionar acerca de las consecuencias de un trágico hecho pasado. Ese hecho es el causante de que Lucie, la hija adolescente de Marie, fruto de un matrimonio anterior al de Ahmad, desconfíe del nuevo pretendiente de su madre. El realizador suministra a cuentagotas toda la información relativa a dicho suceso, con el objetivo de generar de ese modo cierto suspense. Sin embargo, tal suspense resulta fallido bajo mi punto de vista, puesto que en realidad no existen verdaderos cimientos sobre los que se pueda sustentar. La trama se alarga innecesariamente, reiterando en los mismos motivos a la espera de que ocurra algo interesante, lo cual nunca llega. Tampoco se profundiza demasiado en las motivaciones de unos personajes contradictorios que parecen no saber lo que quieren. Desconocemos, por ejemplo, las razones que llevaron a Ahmad y Marie a separarse cuatro años atrás. Al menos Farhadi filma el relato de manera impecable, optando por una puesta en escena de elegante sobriedad formal y cuidada composición del encuadre.


En el plano actoral, las magníficas composiciones de Bérénice Bejo, ganadora del premio a la Mejor actriz en Cannes, y Ali Mosaffa, qué peluquín tan conseguido el suyo, contrastan con el deficiente trabajo de un Tahar Rahim desubicado a lo largo de toda la cinta.

Su final abierto, en lugar de resolver las incógnitas despertadas, no hace sino contribuir a la confusión, dejando a criterio del espectador lo que pudiera suceder a continuación.

Decepcionante.


5 comentarios:

  1. A mi me ha gustado mucho pero menos que la anterior. Coincido en que la parte de suspense podría haberse enfocado de otra forma ya que como suspense no convence demasiado y en que los actores están estupendos.
    Una buena película de un director cuyas tres últimas películas son estupendas y por ello habrá que seguirle la pista.
    Saludos.

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    1. Hola, Manderly:
      A mí me ha decepcionado bastante. Me parece netamente inferior a su anterior trabajo. Farhadi es muy buen director, en cualquier caso.

      Un saludo.

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  2. Qué duro eres, Ricardo... Mira que darle solo dos estrellas y media... Coincido bastante con tu comentario (aunque Rahim no me parece que haga un mal trabajo, y tampoco me parece que el final sea abierto: esta mano está más muerta que mis bisabuelos. Tampoco echo en falta expliaciones sobre los motivos de la separación de Ahmad y Marie: está claro que a ella le va la marcha). Pero sí, comparada con "Nader y Simin", esta peli es delgada, anecdótica y trivial.

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    1. Hola, Josep:
      No te creas, a veces soy benévolo y también me lo echáis en cara :). A mí la película me gustó muy poco, la verdad. Una decepción.

      Saludos.

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    2. yo no veo una mano muerta...y sí una lagrima

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