“Lo
fascinante del cine es colocar al espectador en posiciones morales en las que
nunca estuvo”.
(Álex
de la Iglesia)
Tras
cometer un atraco en una casa de empeño de la Puerta del Sol de Madrid, José
(Hugo Silva) y Tony (Mario Casas), dos parados con problemas económicos,
acompañados por el hijo del primero de ellos, huyen hacia el norte perseguidos
por la policía, adentrándose en los bosques de la Navarra profunda, donde
todavía habitan viejas brujas sedientas de carne humana.
Viendo
sus últimos trabajos, pareciera como si Álex de la Iglesia hubiese entrado ya en
esa etapa de su carrera en la que sólo le importa complacerse a sí mismo. Uno
puede imaginarse al director bilbaíno pasándoselo a lo grande en la filmación
de sus películas, como si se tratase de un niño pequeño emocionado con sus nuevos
juguetes. Esto se traduce en un cine cada más personal y, al mismo tiempo, cada
vez más prisionero de la incontenible tendencia al desfase y la desmesura del
autor de El día de la bestia.
Las brujas de
Zugarramurdi es una irregular comedia
negra que gravita en torno a la tradicional guerra de sexos en un contexto de
crisis económica primero y anacrónica magia negra después. La película hace
gala de un sentido del humor chabacano que, salvando las distancias, recuerda al Mariano Ozores de El liguero mágico; aunque con menor contenido erótico pese a la presencia de la exuberante Carolina Bang (ojo al uso que ésta hace de la escoba). El ritmo es bueno y
algunas situaciones en las que se ven envueltos los personajes resultan bastante
divertidas, lo que permite seguir su entretenido metraje con cierto interés. Al
menos hasta el aquelarre final. Un tramo ruidoso, desaforado y estúpido que
incluye la aparición de una de las criaturas monstruosas más ridículas que yo
haya tenido la oportunidad de ver en una pantalla de cine (estén atentos los amantes de la historia
del arte). De ese modo, lo que debería haber sido una celebración de lo
femenino, se convierte en un mero espectáculo friki que produce vergüenza ajena.
Por el camino quedan, eso sí, momentos muy conseguidos, como el de la parada en
la posada y la posterior llegada a Zugarramurdi, donde el equilibrio entre
comedia y terror es casi perfecto.
En
el apartado interpretativo, Terele Pávez y un sorprendente Mario Casas
constituyen la cara, mientras que Hugo Silva y Carolina Bang suponen la cruz.
No hay quien se trague la absurda subtrama amorosa que ambos protagonizan.
Lo
mejor del filme es su factura visual, con una destacada dirección de fotografía
y un magnífico diseño de producción.
Muy buena reseña!! Enhorabuena.
ResponderEliminarDesde la Ignorancia, Lucas Liz.
http://cinesincriterio.blogspot.com.es/2013/09/las-brujas-de-zugarramurdi.html
Hola, Lucas:
ResponderEliminarBienvenido al blog y gracias. Ya me pasé a leer tu reseña, me gustó.
Un cordial saludo.
Me pareció muy divertida, aunque reconozco que su humor era facilón. En cualquier caso, el cine de Álex de la Iglesia me parece hoy por hoy el más imaginativo y estimulante que se hace en nuestro país. Saludos.
ResponderEliminarHola, ricard:
EliminarMuy facilón :). Yo también pasé un buen rato, pero hay que reconocer que de la Iglesia tiende a pasarse de rosca.
Un saludo.
Hablando de "brujas." No se si has visto "La Bruja" (2016) pero te la recomiendo en ese caso. Cine mucho más serio y repleto de simbolismos. Seguro que la dedicarás la entrada oportuna. Un saludo y felicidades por mantener un blog de calidad sobre el cine.
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