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Tres colores: Rojo (Trois couleurs: Rouge, 1994) de Krzysztof Kieslowski.

“Lo que llamamos casualidad no es, ni puede ser, sino la causa ignorada de un efecto desconocido”.
(Voltaire)

Tras atropellar a un perro con su vehículo, Valentina (Irène Jacob), joven estudiante que se gana la vida como modelo, emprende la búsqueda de su dueño, que termina siendo un juez retirado (Jean-Louis Trintignant) aficionado a escuchar las conversaciones telefónicas de sus vecinos.


¿Existe realmente la casualidad o todo está predeterminado de antemano? ¿Somos conscientes de que cualquier acto que llevemos a cabo, por nimio que pueda llegar a parecer, influye no ya sólo en nuestro destino, sino también en el de las personas que nos rodean? ¿Hasta qué punto la existencia es fruto del azar? El director polaco Krzysztof Kieslowski plantea algunas de estas cuestiones en Trois couleurs: Rouge, película con la que cierra su famosa trilogía inspirada en los tres colores de la bandera francesa.


La obra que nos ocupa es, si no la mejor (habrá quien se decante por la evocadora poética de Bleu), sí la más compleja de la trilogía. El autor de El decálogo, concibe aquí un microcosmos en el que todos los elementos que lo conforman parecen interactuar entre sí (los continuos “cruces de camino” entre Valentina y Auguste, su vecino, a lo largo del filme sin que ninguno de los dos se percate), como si cada uno de ellos formase parte de un engranaje armónico con un fin ya determinado. Podríamos decir que todo lo que sucede en la película ocurre por alguna razón. Si Valentina atropella a un perro, es para que pueda encontrar al juez. Si ambos se conocen, es para que el segundo se denuncie a sí mismo por espiar a sus vecinos. Si éste se denuncia a sí mismo, es para que la novia de Auguste, también magistrada, se encargue del caso, conozca a otro hombre y lo abandone. Cada acción de los personajes determina la vida de los demás. Sólo Jean-Louis Trintignant, enorme interpretación la suya, parece ser consciente de lo que pasa. Su personaje, una suerte de demiurgo que maneja los hilos, resulta tremendamente ambiguo. ¿De quién se trata en realidad? Entrañable la relación que mantiene con la hermosa Irène Jacob, otra alma a la deriva.


Como ocurría en Azul, y en menor medida en Blanco, el color del título impregna toda la cinta (el toldo de la cafetería que frecuenta Valentina, la cortina que se utiliza como fondo en el reportaje fotográfico que ésta protagoniza, el suelo y las barras de la sala donde practica ballet, el coche todoterreno de Auguste, las butacas del teatro en el que Valentina desfila, etc.). En la dirección de Kieslowski destaca la cuidada composición de planos, bellísimos, amén del hábil uso de la grúa en determinadas escenas.

La última secuencia del filme, donde se cita a todos los personajes de la trilogía, ejemplifica a la perfección lo que supone el oficio de cineasta: ser el Dios de tu propio mundo y decidir el destino de quienes lo habitan.


8 comentarios:

  1. Sin duda es la mejor de la trilogía por lo que estoy conforme con las cuatro estrellitas :).
    Queda muy bien desarrollada la profundidad psicológica de los personajes dónde destaca un Jean-Louis Trintignant que se come la pantalla y que está extraordinariamente bien acompañado por Iréne Jacob.
    El azar, la casualidad, el hecho de que los actos tienen consecuencias es algo que me obsesiona mucho y cuando la vi en su momento fue premeditadamente buscada. No me decepcionó.
    Saludos.

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    1. Hola, Francisco:
      Pues sí, como digo en el comentario, la mejor de las tres. Desde luego, la que más me gusta. A mí también me ha interesado siempre el tema de la casualidad. Maldita a veces, como nos ha demostrado el terrible accidente de Santiago.

      Un saludo.

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  2. No se si será porque el rojo es mi color favorito, porque estoy enamorado de Irène Jacob o porque realmente es la mejor de la trilogía pero el hecho es que ésta es la que más me gusta, eso sí, no llega a entusiasmarme como a vosotros. Esperaba mucho más de "Tres colores" después de ver "Decálogo" y "La doble vida de Verónica".

    Un saludo.

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    1. Hola, David:
      En términos generales, sí que se puede hablar de que la trilogía está algo sobrevalorada, aunque tengo que admitir "Rojo" me encanta.

      Un saludo.

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  3. Excelente película "Rojo", también mi preferida de la trilogía, Irène Jacob más que perfecta en su personaje. Así como la historia que te envuleve desde el minuto uno. No creo que esté sobrevalorada esta trilogía, ya que las tres tienen elementos únicos y fascinantes.
    Felicidades por este blog, es la primera vez que escribo y espero hacerlo más a menudo.
    Si quieres pasarte por el mío (aunque no es gran cosa)también soy gran seguidora de Bergman.
    Saludos y gracias por estos posts fantásticos.

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  4. Hola, Mar:
    Bienvenida al blog. Pásate por aquí siempre que quieras :).

    Un saludo y gracias a ti.

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  5. La trilogía es buenísima, Kieslowski es un genio. Mi profesora de lenguaje nos enseña acerca del cine arte, e introducirnos con este tipo de películas es un privilegio. Ahora a seguir descubriendo a Krzysztof :)

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  6. Pues a mí además de lo que cuentas, me parece una historia de amor preciosa e imposible. Mi película favorita de Kieslowski. Hace tiempo me dijiste que 'La doble vida de Veronica' te parecía una obra maestra.. Es cierto? A mí me dejo un poco frío. Prefiero Bleu y Rouge c:

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