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Cine y literatura: Jekyll y Hyde, el enigma de la doble naturaleza humana.



   "Y sucedió que la orientación de mis estudios científicos, totalmente dirigidos hacia lo esotérico y lo sobrenatural, sufrió un cambio y arrojó más luz sobre esta percepción de la perenne guerra entre mis miembros. Día tras día, y en las dos facetas de mi inteligencia, la moral y la intelectual, me fui acercando, pues, cada vez más a esa verdad por cuyo descubrimiento parcial he sido condenado a tan espantosa catástrofe: el hombre no es realmente uno, sino dos. Digo dos, porque el nivel de mis conocimientos no me permite ir más allá. Otros seguirán, otros me dejarán atrás en esa misma especialidad; y me aventuro a conjeturar que, en última instancia, el hombre será conocido como una mera comunidad de múltiples habitantes, incongruentes e independientes. Por mi parte, dada la naturaleza de mi vida, avancé infaliblemente en una sola dirección. Fue en la faceta moral, y en mi propia persona, donde aprendí a reconocer la completa y primitiva dualidad del hombre; me di cuenta de que, de las dos naturalezas que luchaban en el campo de batalla de mi conciencia, aun cuando podía decirse con razón que yo era cualquiera de los dos, ello se debía únicamente a que era radicalmente ambas; y desde muy temprana fecha, antes incluso de que el curso de mis descubrimientos científicos comenzara a sugerir la más ostensible posibilidad de semejante milagro, ya había aprendido yo a recrearme con placer, como en una querida ensoñación, en la idea de la separación de estos elementos. Si cada uno de ellos, me decía, pudieran alojarse en identidades distintas, la vida se vería exonerada de todo cuanto es insoportable; el injusto podría seguir su camino, liberado de las aspiraciones y remordimientos de su doble más íntegro; y el justo podría recorrer con firmeza y tenacidad su senda ascendente, haciendo las buenas obras en las que encuentra placer, sin exponerse más a la ignominia y al remordimiento a causa de un mal ajeno a él. Precisamente era una maldición para la humanidad que esas incongruentes parcelas estuviesen así unidas..., que esos dobles opuestos tuvieran que enfrentarse continuamente en las atormentadas entrañas de la conciencia. ¿Cómo podrían, pues, disociarse?" (El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, 1886, de Robert Louis Stevenson). 


El hombre y la bestia (Dr. Jekyll and Mr. Hyde, 1920) de John S. Robertson.



La cabeza de Jano (Der Januskopf, 1920) de F. W. Murnau (película perdida).



El hombre y el monstruo (Dr. Jekyll and Mr. Hyde, 1931) de Rouben Mamoulian.



El extraño caso del Dr. Jekyll (Dr. Jekyll and Mr. Hyde, 1941) de Victor Fleming.



Las dos caras del Dr. Jekyll (The Two Faces of Dr. Jekyll, 1960) de Terence Fisher.



El profesor chiflado (The Nutty Professor, 1963) de Jerry Lewis.



Dr. Jekyll y su hermana Hyde (Dr. Jekyll and Sister Hyde, 1971) de Roy Ward Baker.



Mary Reilly (ídem, 1995) de Stephen Frears.

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