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Carta de una desconocida (Letter from an Unknown Woman, 1948) de Max Ophüls.


"Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora".

(Carta de una desconocida, Stefan Zweig)

Viena, 1900. Stefan Brand (Louis Jourdan), en otro tiempo afamado concertista de piano, recibe una carta de Lisa (Joan Fontaine), mujer con quien mantuvo un breve encuentro amoroso en el pasado, pero a la que ya no recuerda. Ella, en cambio, lleva amándolo desde la primera vez que lo vio.  


Sublime e inmarchitable melodrama romántico, quintaesencia de la caligrafía ophulsiana, que retrata con melancólica poesía y exquisita elegancia una dolorosa historia de amour fou rebosante de patetismo. Adaptación de la novela homónima del escritor austríaco Stefan Zweig.

Una madrugada fría y lluviosa recorre la noche vienesa. Tras otra jornada de excesos, Stefan Brand desciende del carruaje que lo ha llevado hasta su casa. Le quedan pocas horas para batirse en duelo, aunque no tiene pensado acudir a tan comprometida cita. “El honor es un lujo que sólo se pueden permitir los caballeros”, dice a John, su fiel criado mudo, mientras éste le entrega una carta llegada ese mismo día. ¿De quién será? Se pregunta un demacrado Brand. Las primeras líneas del texto lo dejan cariacontecido: “Cuando leas esta carta, yo habré muerto…”. Así comienza Letter from an Unknown Woman, una de las varias obras maestras legadas por Max Ophüls, autor que ha desnudado, como ningún otro en el séptimo arte, los secretos y anhelos más profundos del alma femenina.


Mediante el extenso flashback que abarca la práctica totalidad del metraje, la acción retrocede hacia un pasado nebuloso a causa del olvido. Una voz en off, la de Lisa, nos traslada a aquellos vernales días en los que, siendo todavía una cría de mirada embelesada y ademanes infantiles, conoció al, por entonces, joven músico Stefan Brand, su nuevo vecino. Fueron las armoniosas notas de su piano, escuchadas casi a hurtadillas en el rellano de la escalera o en el silencio nocturno de la habitación, las que primeramente llamaron a las puertas del corazón de la ingenua Lisa; invitándola a soñar desde entonces y para siempre, con una ilusión amorosa que se le iría escurriendo a lo largo de la vida. Bajo esa tragedia sentimental, subyace otra no menos importante y capital dentro de la filmografía del autor de Lola Montes: la efimeridad de la existencia. El tiempo, su paso y percepción, es el tema que liga algunos de los trabajos de Ophüls con la novela de Thomas Mann La montaña mágica.  

La puesta en escena resulta magistral y rica en detalles que se repiten durante la película. Al respecto, hay dos tomas muy reveladoras que el cineasta alemán filma de igual modo (a través de un picado) para enfatizar la similitud entre ambas. En la primera de ellas, Lisa, oculta a la espera de su amado en el piso superior de la vivienda, ve cómo éste, acompañado de una mujer, sube las escaleras que conducen a su domicilio. La segunda es idéntica, pero esta vez, en lugar de una desconocida, la que va del brazo de Stefan es la propia Lisa, la cual no significa para él más que el resto de mujeres que, con anterioridad, han recorrido el mismo camino. Siendo una obra de Ophüls, huelga decir que el trabajo de cámara es simplemente extraordinario. Sirva como ejemplo ese espléndido plano-secuencia a la entrada de la ópera.


Y luego está la interpretación de la Fontaine. Tan convincente de colegiala, pese a que ya era una treintañera, como de mujer madura e infelizmente casada. La mejor y más delicada performance de toda su carrera.

En definitiva, no dejen de abrir la carta de este melodrama finisecular y disfruten del arte de un director de talento único en la historia del cine.


15 comentarios:

  1. Casualmente he leído recientemente el libro de Zweig y tengo previsto ver esta adaptación en breve. La obra es cortita y extraordinaria, se presta a realizar un gran melodrama. Veremos, aunque por lo que comentas parece que sí se lleva a cabo de manera brillante y hace justicia a la fuente original. Saludos.

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    1. Hola, Ca:
      Ophüls ha realizado algunas de las mejores adaptaciones literarias que yo haya visto ("La ronda", "El placer", "Madame de.."), y "Carta de una desconocida" no es una excepción.

      Un saludo.

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  2. Grandísima película!!! Estupenda Fontaine!!
    También he leído el pequeño relato de Stefan Zweig y la película es bastante fiel al original. He leído y sigo haciéndolo de vez en cuando a Zweig que creo que es uno de los mejores escritores de su generación y uno de los más desconocidos.
    Saludos.

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    1. Hola, Manderly:
      La novela corta de Zweig es una maravilla, y esta película una perfecta plasmación de la misma al celuloide.

      Un saludo.

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  3. Leí hace tiempo el relato de Zweig pero no he visto la película.Es un auténtico drama, opresivo desde el principio por lo irremediable de la situación. Tan tan la vez que da significado a toda una vida, la de esa mujer que ya ha fallecido. No sé si me atreveré a ver el film....

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    1. Hola, Cristina:
      Me sorprende que se conozca más la novela que la película, cuando suele ser al revés. Ya te advierto que se trata de un filme que te golpea y deja huella... ¿Tampoco la ha visto el camarada David? :)

      Un saludo.

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  4. Leí hace años el relato de Stefan Zweig y me pareció muy intenso. No he visto la película. Si leo algo que me gusta mucho no busco la adaptación cinematográfica y viceversa. Pero claro a Max Ophüls lo tengo pendiente, empezaré con esta película a ver que tal.
    Salu2.

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    1. Hola, Fransico:
      En el fondo tienes suerte, descubrir a Ophüls es uno de los más exquisitos regalos que el cine pueda dar. Espero que te guste.

      Un saludo.

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  5. Una de las películas más desesperadamente románticas de la historia del cine. Una obra maestra. Saludos.

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    1. Hola, ricard:
      Completamente de acuerdo contigo. Si alguien quiere saber lo que es el romanticismo en el cine, tiene que ver las películas de Max Ophüls.

      Un saludo.

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  6. Hace poco más de una semana que tuve mi priemra experiencia Ophüls, no con ésta sino con otra obra ya comentada en tu blog, "Lola Montes" y la verdad esque he quedado impresionado. Mezcla perfecta entre modernidad y clasicismo, planos secuencia increíbles y ¿qué me dices de la fotografia y de los decorados? ¡buah!.

    Ahora no me extraña que el hasta hace poco desconocido para mi Max Ophüls ocupe ni más ni menos que el puesto número ocho en tu Top 20 directores. ¡Qué ganas de seguir descubriendo el trabajo de este tipo!

    Un saludo

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    1. Hola, David:
      Me alegra un montón haber contribuido a tu descubrimiento del cine de Ophüls. Esa mezcla de modernidad y clasicismo que comentas, es una de las grandes características del director alemán. "Lola Montes" es un filme de una riqueza inmensa. No sabes la de buen cine que te espera... Ya me contarás :)

      Un saludo.

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  7. Para mí, es una de las diez mejores películas de todos los tiempos. Desde que la vi por primera vez, quedé absolutamente impresionado por su romanticismo. Dejo mi opinión sobre este magistral film en:
    http://memoriasdesoledad.blogspot.com.es/2010/12/carta-de-una-desconocida-max-ophuls.html
    Un saludo

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    1. Hola, Miquel:
      Compartimos admiración por esta magistral película. Ya he leído tu interesante reseña.

      Un saludo.

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  8. ¡Muy buen aporte!. ¡Es una historia fantástica llena de amor, desamor, ilusiones... las más bellas y a la vez tristes emociones que puede experimentar una mujer. No puedes dejar de llorar desde la primera hasta la última página. Es como si, a veces, narrara la historia de un viejo amor, los sinsabores que vives por la persona que amas y visualizar lo que una chica por amor es capaz. Una obra tan delicada, tan sublime... ¡una auténtica delicia!
    La amé desde el primer momento en que leí su reseña y en cuanto lo hallé me dispuse a leerlo y en una hora... Voilá! Acabé con los ojos hinchados, con una caja menos de pañuelos y un nudo en mi garganta y estómago.
    Me identifiqué profundamente con el personaje, ya que sentí que ahora y en un futuro estoy-estaré viviendo una historia así, claro a excepción de la muerte del niño y la prostitución. Comprendo perfectamente a la dama, porque vi reflejado el amor que tengo, pero de igual manera la persona vive tan encismada y cerrada en su vida, que aunque ya lo sabe, parece como si jamás me hubiese atrevido a decirlo y, mucho menos que recuerde haberme conocido. A veces, a medida que lo leía caía en los errores que había cometido y sentía como me enrojecía la cara y consigo la terrible sensación de pena y arrepentimiento.
    Es mi primera lectura que leí de Stefan Zweig y, desde entonces vivo enamorada terriblemente de él y, por supuesto de sus libros.
    Siempre he pensado que los escritores y músicos tienen una sensibilidad y creatividad celestial; están dotados de una dosis extra de encanto que les permite dejar su de vida y corazón en cada cosa que hacen, tocan y escriben; pero muy especialmente Stefan contenía en su naturaleza el don de encarnar perfectamente los sentimientos y psicología femenina; para dotarlos de un halo de misterio y melancolía; sin dejar de mencionar los demás personajes que cada uno de ellos es como si representaran los temores y emociones reprimidas de Zweig.
    Tenía los sentimientos a flor de piel, cada palabra, cada acción que describe la desconocida me hacía sentirme en su papel y a través de mi mente imaginar cada hecho, además de que por cada narrativa me acordaba de canciones que, perfectamente podrían quedar como tema de fondo o relatar la historia.
    De las versiones cinematográficas me quedo con la de "Letter from an unknown woman" de Louis Jordán, guapísimo, melancólico (representa bastante bien mi idea y estereotipo que tengo de un pianista) y Joan Fontaine, con esa mirada, ese rostro tan expresivo...
    Un verdadero deleite leer a Stefan Zweig.
    Su prosa tan elegante, sin recargarla de sentimentalismos, equilibrando cada momento-acción; es como si cada historia se basase en un hecho real, que pudo vivirse en siglo XVIII y, aunque suene inconcebible, también en el presente. Muy humanista y realista, obras verdaderamente auténticas.
    Me llevo de él lo complicado que es darle a cada personaje sentimientos, ideas, psicología, es como un hijo que llevas dentro de ti y lo desentrañaras, un verdadero placer...
    ¡Mi admiración y respeto al Señor Zweig!
    ¡Larga vida a sus obras!

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