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Munich (ídem, 2005) de Steven Spielberg.


“Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego”. (Mahatma Gandhi)

Tras la masacre de Múnich, que supuso el asesinato de varios atletas del equipo olímpico israelí a manos del grupo terrorista palestino “Septiembre negro”, un comando del Mosad, servicio secreto israelí, dirigido por el agente Avner (Eric Bana), recibe el encargo de encontrar y acabar con la vida de los principales responsables de la matanza.


En 1947 se fundó el Estado judío de Israel, la tierra prometida por Moisés varios milenios atrás. Palestina, bajo mandato británico desde 1918, quedaba dividida territorialmente en dos partes. Al pueblo árabe palestino se le atribuyó la franja de Gaza, la zona al oeste del Jordán con centro en Jerusalén, que se internacionalizaba, y una porción al norte fronteriza con el Líbano. Los judíos, por su parte, se apropiaron del resto, con la franja mediterránea y los puertos de Jaifa y Jaffa, casi todo el Néguev y el norte del Jordán, junto a Siria. Se inicia entonces un conflicto mantenido hasta nuestros días, una violenta e irresoluble lucha entre dos naciones que ha vuelto a copar recientemente las cabeceras de los informativos televisivos y las portadas de la prensa escrita de todo el mundo.


Munich adapta un libro de George Jonas basado en hechos reales que se publicó en 1984 bajo el título de Venganza: la verdadera historia de una unidad israelí de contraterrorismo. El mensaje que trata de transmitir el filme, no por obvio resulta menos válido: la violencia sólo genera más violencia. O como decía Juan Pablo II: “la violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas”.

Esta película ejemplifica a la perfección las virtudes y los defectos del cine de Steven Spielberg; artesano brillante y autor impotente. La dirección es magnífica (notable uso del zoom) y el pulso narrativo bueno; a pesar de lo reiterado de la trama y su extensa duración. Sin embargo, los personajes son planos y el discurso resulta demasiado ambivalente. Además, a lo largo del metraje hallamos no pocas “spielbergadas”, como las constantes y cansinas referencias a la institución familiar, la alusión a las bondades del judaísmo o la presencia de momentos para nada creíbles, e incluso risorios (véanse, respectivamente, el encuentro entre los dos grupos terroristas y el sufrido coito final). En definitiva, otro quiero y no puedo (uno más) en la carrera del director estadounidense.


Lo mejor, sin duda alguna, la planificación y ejecución de las secuencias de los asesinatos; convincentes y dotadas de las dosis de tensión y suspense adecuadas. Las hubiese firmado el mismísimo Hitchcock. 

8 comentarios:

  1. Es uno de los Spielbergs modernos que mejor tolero, hasta podría decir que me gusta por momentos. No vamos descubrir ahora las virtudes del americano como realizador así que no extenderé en alabar los aspectos técnicos. Sólo diré que como las pelis de espías me agradan en general esta no es menos.

    Entramos ya al trapo con las habituales noñerías del papá de ET, que afortunadamente no son lo bastante gordas como para desbaratar el global la película... aunque quizás influya en mi juicio que en esas cansinas escenas familiares que comentas sale la Zurer (que me pone muy malito) así que no soy nada objetivo... :P.

    Un abrazo camarada, vuelvo a la actividad normal tras un cambio en mi conexión domestica a la red.

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    1. Hola, camarada:
      Creo que Spielberg tendría que haberse limitado a realizar una película de espías y terrorismo de estado, en lugar de intentar hacer cine de autor. Siempre peca de lo mismo.

      Un abrazo.

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  2. Te estás cargando una por una las que para mí son grandes peliculas de la pasada década, empezaste con "Pozos de ambición", luego "La cinta blanca" que la tengo pendiente pero con bastantes esperanzas puestas en ella y ahora "Munich" (la tengo que revisar pero me había gustado mucho). Dime ¿qué te pareció "La última noche" de Spike Lee?

    En mi defensa diré que títulos como "Two lovers", "Oliver Twist" o "El intercambio" no me parecen para tanto... ;)

    Un saludo

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    1. Hola, David:
      Pues lo siento de verdad, ya que no es mi intención "cargarme" nada. "La última noche" me parece de lo mejorcito de un director (Spike Lee) que, personalmente, nunca me ha gustado demasiado.
      Lo de "Two lovers" no te lo perdono... :)

      Un saludo.

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  3. Coincido plenamente. Por cierto, opinas como yo en que Spielberg, si se hubiera dedicado a lo mejor que sabe y dejase la chaqueta de autor/artista, se hubiera convertido en el directo heredero de Lean o DeMille? Posee un inmenso poderío narrativo y visual, y es un director de actores muy notable. Eso si, a ñoñadas y moralinas no le gana nadie. Una pena que su filmografía sea tan insatisfactoria viniendo de un cineasta de tanto talento.

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    1. Hola, neordental:
      Comparto tu opinión. Spielberg es muy buen narrador y posee un innegable talento visual. El problema es que siempre ha buscado ser más de lo que realmente es. Veremos qué nos depara su "Lincoln".

      Un saludo.

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  4. Sin embargo, yo opino que Spielberg es un autor a su pesar. La mayoría de sus películas, además de su estupenda caligrafía, tienen un segundo nivel de lectura a través del cual nos habla de su nostalgia por la pérdida de la niñez y el padre ausente.

    Saludos.

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    1. Hola, ricard:
      Esta vez tenemos opiniones dispares. Desde hace un par de décadas, Spielberg está intentando quitarse la etiqueta de director comercial para ponerse la de autor reconocido por la crítica. Últimamente alterna ambas facetas: la de la taquilla, donde es único, y la del prestigio, donde se muestra irregular.

      Saludos.

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