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Onibaba (ídem, 1964) de Kaneto Shindô.


Japón, siglo XIV. En tiempos de guerra, una anciana (Nobuko Otowa) y su nuera (Jitsuko Yoshimura) sobreviven asesinando a guerreros moribundos a quienes roban todas sus pertenencias para utilizarlas posteriormente como elemento de trueque a cambio de comida. Hachi (Kei Satô), un viejo conocido de ambas, se une a ellas tras huir de los campos de batalla, sintiéndose pronto atraído por la mujer más joven. 


Con Onibaba, magistral alegoría sobre la vileza humana aderezada con elementos propios del género fantástico y de terror, Kaneto Shindô firma una de las grandes obras maestras de la cinematografía nipona de todos los tiempos.

Pese a que la película se ambienta en la época medieval, no resulta complicado establecer ciertos paralelismos con la situación vivida por Japón tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial. El caos, la desolación, la ruina moral y la miseria son las mismas; e incluso se alude visualmente a las terribles heridas sufridas por los hibakusha o supervivientes de los bombardeos nucleares de Hiroshima y Nagasaki. Pero es más, si imaginamos un futuro apocalíptico post-atómico, probablemente la existencia en él no diferiría mucho de la que aquí se nos muestra. Onibaba, por tanto, fusiona como jamás lo ha hecho ningún otro filme, los miedos pasados y futuros de un mundo que se encamina hacia el abismo.


Shindô rebaja la condición vital de sus personajes a un estado casi primitivo: los vemos matar, comer, dormir y fornicar como si fuesen simples animales. No queda ni un ápice de moralidad, tan sólo el deseo de satisfacer los instintos más primarios. Magnífico trabajo de los tres actores principales (y casi únicos), especialmente el de Nobuko Otowa.

A partir de la sublime fotografía en blanco y negro de Kiyomi Kuroda, el autor de La isla desnuda crea una atmósfera sudorosa y asfixiante entre altos juncos continuamente mecidos por el viento que apenas dejan transpirar la tensión psicológica y sexual que sacude a los protagonistas.


La obra está plagada de imágenes imborrables y sobrecogedoras, sobre todo aquellas en las que hace acto de presencia una terrorífica máscara demoníaca que provocará más de un sudor frío en la espalda del espectador.

Absolutamente imprescindible.


6 comentarios:

  1. Hola, Ricardo: Ante tal estado de cosas y trasladándolo a nuestro tiempo, no es necesario que aparezca la máscara del demonio, para que nos recorra un sudor frio por la espalda. La película no la he visto, pero la descripción de ese panorama desolador, me ha recordado otra:"Hijos de los hombres" protagonizada por Clive owen, Julianne Moore y Michael Caine, que esa sí la he visto, aunque difiere en el argumento.
    Hasta pronto. Un abrazo

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    1. Hola, selegna:
      Que quede claro que la lectura apocalíptica es puramente personal y no explícita. De todos modos, no creo que haya imágenes más cercanas al apocalipsis que las que muestran la eclosión de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, y sobre este asunto sí que trata la película, aunque sea de un modo alegórico.
      Un abrazo.

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  2. Últimamente estoy inmerso en la siempre necesaria tarea de descubrir o redescubrir, dependiendo del caso, el cine de los grandes maestros japoneses. De Kaneto Shindö tengo tres en el punto de mira, entre las que estarían esta gran película y "La isla desnuda", que citas en la reseña, siendo la primera de ellas la única que, aunque ya hace mucho, he visto. No demasiado podría comentar acerca la obra que nos ocupa por lo mencionado; lo que sí sé es que muy próximamente voy a tener una cita más que provechosa con ella :)
    Un abrazo, amigo.

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    1. Hola, Gerardo:
      De Shindô he visto tres películas (no es fácil conseguir alguna más): "La isla desnuda", "Onibaba" y "El gato negro". Las tres me parecen fantásticas, pero considero a la que ahora nos ocupa la mejor de todas. Es más, me parece una de las diez obras más importantes del cine japonés de todos los tiempos, y eso supone mucho en la patria de Ozu, Kurosawa, Mizoguchi, Naruse, Kobayashi, Teshigahara, Imamura, Kinoshita...
      Un abrazo, amigo.

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  3. Hola, Onibaba y La isla desnuda, son excelentes películas cada una con su punto diferenciador y valor estético - narrativo, -aunque me gusta mucho La isla desnuda- y seguir en la búsqueda de los filmes del gran kaneto shindo, saludos desde Colombia: http://asaltovisual.blogspot.com/

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    1. Hola, Andrés:
      La verdad es que se trata de dos filmes muy diferentes. En comparación con el carácter sombrío de "Onibaba", "La isla desnuda" resulta mucho más luminosa. También cabe recordar que esta última carece de diálogos, su lenguaje narrativo es completamente visual.
      Saludos para Colombia.

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