El señor de la guerra (The War Lord, 1965) de Franklin J. Schaffner.

En el siglo XI, el caballero Chrysagon De la Cruz (Charlton Heston) es enviado por el duque a una zona inhóspita de la costa de Normandía para hacerse cargo de unas tierras que periódicamente son asoladas por guerreros frisones. Lo acompañan su hermano menor Draco (Guy Stockwell) y su fiel siervo Bors (Richard Boone).

A su llegada a la aldea quedará prendado de una hermosa joven (Rosemary Forsyth) que está a punto de contraer matrimonio.

Excelente drama medieval repleto de pasiones febriles, apetencias carnales, sed de venganza y rencores apenas disimulados que se enmarca en un contexto donde el cristianismo convivía todavía con la magia y las supersticiones de las creencias paganas.

El filme goza de una magnífica ambientación que refleja de modo muy realista en qué consistían las relaciones feudales, fundamentadas en la simbiosis que se establece en el señor y su vasallo, y en los derechos y deberes de cada una de las partes para con la otra.

Precisamente el no cumplimiento de esos códigos rígidos será el desencadenante del conflicto que enfrentará al señor con los súbditos que habitan su aldea, rompiéndose así el régimen feudal que garantiza la estabilidad de una sociedad desigual.

La atormentada interpretación de Heston, actor que poseía un porte irrepetible, se sitúa a la cabeza de un reparto que raya a gran altura, y en el que también destaca Richard Boone, cuyo personaje ejemplifica a la perfección el significado de la lealtad.

La cinta se beneficia de la gran fotografía de Russell Metty, profesional que ya había destacado en algunos trabajos de Orson Welles y en el Espartaco de Kubrick, y de la estupenda partitura de Jerome Moross. 

Muy interesante resulta también el realismo con el que se exponen diversas tácticas de asedio en la parte final de su metraje, filmada toda ella con implacable pulso narrativo por parte Schaffner.

The War Lord es una película a reivindicar, de imprescindible visionado para aquellos espectadores interesados en el período histórico en el que transcurre.