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Festival de Cine Europeo de Sevilla 2015: jornada para el bostezo y la decepción.

Under Electric Clouds (Pod elektricheskimi oblakami, 2015), de Aleksei German Junior. Sección Oficial.


Interminable, pretencioso e incongruente bodrio del realizador ruso Aleksei Alekseivich German, hijo del también cineasta Aleksei Yuryevich German (Qué difícil es ser un Dios), que demuestra que, al menos en este caso, el talento no es una cualidad que se herede. La película está estructurada en varios episodios independientes (no termino de ver la conexión entre ellos) y de “trama” insulsa ubicados en la Rusia del año 2017, un siglo después de la Revolución bolchevique de 1917. En un contexto de desolación material, diversos personajes deambulan sin rumbo fijo entonando diálogos aparentemente reflexivos e inteligentes relativos a sus deprimentes vidas. Existencialismo de manual que encuentra su coartada intelectual en sus continuas e impostadas referencias a literatos y artistas de otras épocas (desde Tolstói hasta Simenon, pasando por Malévich o Tolkien). El filme parece obra de un Sokurov de tercera que tratase de emular formalmente a Angelopoulos. Insufrible de principio a fin.




Las mil y una noches: Vol. 1, El inquieto (As Mil a Uma Noites: Volume 1, O inquieto, 2015), de Miguel Gomes. Sección Oficial.


Quede claro que la presente obra, dividida en tres volúmenes por cuestiones de metraje, no es una adaptación como tal de Las mil y una noches, sino que simplemente se inspira en su estructura narrativa de diversas historias contadas por un mismo personaje, el de Sherezade. El director portugués Miguel Gomes, responsable de la extraordinaria Tabú (Tabu, 2012), mezcla aquí la comedia absurda y el drama social coqueteando en ocasiones con el género documental. La película, plagada de anacronismos que remiten a su precedente literario, sitúa todas sus historias en el Portugal de hoy en día: un país (como el nuestro) que sobrevive a duras penas envuelto en una situación de grave crisis económica. Gomes, haciendo gala de un surrealista sentido del humor, arremete contra los recortes del gobierno, la troika, los políticos o el drama del paro. Y lo hace con cierta originalidad, aunque con un discurso deshilvanado y redundante. Demasiado preocupado por parecer creativo y moderno en todo momento.


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