Páginas

2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odissey, 1968) de Stanley Kubrick.

“La evolución es el movimiento infinito de cuanto existe, la transformación incesante del universo y de todas sus partes desde los orígenes eternos y durante el infinito del tiempo”.
(Élisée Reclus)

Hace unos tres millones de años, un grupo de homínidos del África Oriental descubre la existencia de un extraño monolito. Tres millones de años después, otro monolito idéntico al anterior, es descubierto por científicos estadounidenses bajo la superficie de la Luna.


En su día, Stanley Kubrick definió a 2001: A Space Odissey, una de las películas más importantes, ambiciosas, influyentes y enigmáticas de la historia del cine, como un intento de explicar científicamente la existencia de Dios. O mejor dicho, la existencia de lo que nosotros, los seres humanos, entendemos por el concepto de Dios, y que para Kubrick y su coguionista Arthur C. Clarke, consistiría básicamente en una inteligencia superior de origen extraterrestre. El filme, un ejercicio artístico, filosófico e intelectual de primera magnitud, está estructurado en cuatro actos de los cuales tres reciben título: El amanecer del hombre, Misión a Júpiter y Júpiter y más allá del infinito. Por influencia de la novela homónima de Clarke, gestada de forma paralela a la elaboración del guión junto a Kubrick, el segundo acto es conocido con el nombre de TMA-1 (Anomalía Magnética de Tycho número 1.

El amanecer del hombre.
Hace tres millones de años, los ascendientes del hombre sobrevivían en suelo africano gracias al carroñeo y a la recogida de frutos y raíces. Su estado no difería mucho del de otros animales, siendo víctimas de los grandes depredadores. En ese contexto sumamente hostil para la vida se inicia 2001: Una odisea del espacio. Impresionantes planos de las áridas llanuras africanas abren este primer acto en el que Kubrick filma el día a día de un grupo de homínidos: su temor hacia un leopardo que habita en la zona; su rivalidad frente a otro clan por el control de una charca de agua. Una mañana, entre ellos hace acto de presencia un monolito que causa estupefacción. Como iremos viendo a lo largo de la película, la aparición del monolito coincidirá siempre con un nuevo avance en la evolución de la inteligencia humana. Este monolito induce al hombre a utilizar por primera vez herramientas que garanticen su subsistencia. Mítica es ya la escena en la que un homínido descubre, bajo las portentosas notas del Así habló Zaratustra de Richard Strauss, el potencial destructor de un hueso animal cuando se emplea para golpear con fuerza. Paso decisivo en la evolución humana que permite al hombre convertirse en cazador y asegurar el consumo de carne que producirá el aumento de su capacidad craneal (de su inteligencia). Pero el descubrimiento de la fuerza bruta conlleva también el de un nuevo medio para someter a los semejantes y acabar con sus vidas a través del uso de la violencia. Mediante una extraordinaria elipsis, la del hueso lanzado al aire que, al caer y por efecto del montaje, adquiere la forma de una nave, la historia de la humanidad da un salto de tres millones años, pasando de la Prehistoria a la carrera espacial.


TMA-1 (Anomalía Magnética de Tycho número 1).
2001 se estrenó en Estados Unidos en abril de 1968, más de un año antes de que el Apolo 11 aterrizase sobre la Luna el 20 de julio de 1969. Este dato refuerza el carácter visionario y profético de la obra de Kubrick; filmada, recordémoslo, en una época en la que aún no existían fotografías de nuestro planeta realizadas desde el espacio exterior. El segundo acto del filme, se inicia con el vals espacial que muestra el traslado del doctor Heywood R. Floyd (William Sylvester) a la estación que gravita en torno a la Tierra al son de El Danubio azul, de Johann Strauss. La sincronización entre música e imágenes resulta apoteósica, sublime, hipnótica, epatante. El motivo de la llegada del doctor a la estación, tiene que ver con el hallazgo de un misterioso monolito de origen extraterrestre bajo la superficie lunar, cerca de un cráter. Las excavaciones y posteriores investigaciones llevadas a cabo, estiman que ese monolito fue colocado allí, deliberadamente, hace unos cuatrocientos mil años. Tras un breve paso por la estación, el doctor es trasladado a la base Clavius, ubicada en la Luna, para ser testigo de excepción de un descubrimiento que pone de manifiesto la existencia de vida inteligente más allá de la Tierra. Como señalábamos con anterioridad, la presencia del enigmático monolito siempre marca un paso adelante en la evolución del ser humano. En este caso, la de su llegada al espacio exterior. Quienes colocaron ahí el monolito, ya saben (porque el propio monolito los avisa emitiendo en ensordecedor pitido) que el hombre ha alcanzado un desarrollo tecnológico lo suficientemente avanzado como para poder salir de su planeta y comenzar a explorar el espacio.


Misión a Júpiter.
El tercer acto, el más brillante en mi opinión, sigue la travesía espacial de la nave Discovery One con destino Júpiter. Al frente de la misión se encuentran el doctor Dave Bowman (Keir Dullea) y el doctor Frank Poole (Gary Lockwood), quienes viajan acompañados de otros tres científicos que se mantienen encapsulados en estado de hibernación, y de la potente computadora HAL 9000 (la voz de Douglas Rain), principal encargada de controlar las diferentes funciones vitales de la nave. Es aquí donde la técnica cinematográfica de Kubrick alcanza el cénit de su carrera, innovando en cada solución de una puesta en escena tan inventiva como transgresora. Todavía me pregunto cómo pudo rodar determinadas secuencias en un tiempo en el que los efectos especiales eran mecánicos y artesanales. El resultado continúa siendo alucinante medio siglo después de su realización.

En este tercer acto se sitúa la subtrama principal de 2001: la que enfrenta al hombre contra la máquina y nos invita a reflexionar sobre los límites de la inteligencia artificial. La rebelión de la computadora HAL 9000, el único tripulante de la Discovery One que conoce el porqué de la misión (se sigue una señal de radio que conecta al monolito hallado en la Luna con el planeta Júpiter), puede entenderse como el último medio que garantice el éxito de una empresa a la que ponen en peligro las dudas del ser humano, o como un simple acto de arrogancia intelectual de una inteligencia que se sabe superior y quiere demostrarlo. Kubrick no ofrece respuestas evidentes, como casi en ningún momento de la película, dejando la interpretación al criterio de cada espectador.


Júpiter y más allá del infinito.
La nave Discovery descubre un monolito idéntico a los anteriores gravitando en torno a la órbita de Júpiter. Tras haber desconectado a HAL (en una escena agónica), el doctor Bowman se adentra ahora en un viaje psicodélico a través del infinito interestelar que lo conduce a una extraña habitación de hotel decorada al estilo de Luis XVI. Bowman se ve a sí mismo, cada vez más envejecido, hasta convertirse en un anciano decrépito que descansa en una cama. El monolito vuelve a aparecer. Se avecina otro paso adelante en la evolución de la humanidad. El Así habló Zaratustra de Richard Strauss hace acto de presencia de nuevo. Un feto luminoso con los rasgos de Bowman sustituye al anciano sobre el lecho. El hijo de las estrellas ha nacido y se dirige a la Tierra. El Übermensch o Superhombre nietzscheano abrirá una nueva etapa en la evolución de la humanidad.



14 comentarios:

  1. Buenas. Me parece una buena película pero no termino de entenderla y el argumento en mi opiníon no explica demasiado teniendo en cuenta la duración del film. No soy muy fan de Kubrick, lo considero un director sobrevalorado. Su única película redonda para mí es La Naranja Mecánica. Su estética no ha superado el paso del tiempo pero su mensaje permanece tan fresco e impactante como cuando se estrenó. Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo creo que es precisamente ese carácter misterioso y enigmático lo que la hace tan fascinante. De haber sido más explicativa, dudo que hubiera generado la atracción que todavía hoy genera en el espectador.

      Un saludo.

      Eliminar
  2. Creo que ésta es mi película favorita, la que más me ha impresionado, sobre todo cuando la vi por primera vez.

    En mi opinión HAL 9000 se rebela simple y llanamente porque no quiere que lo maten, si es que se puede matar a una máquina. De hecho, se lo explica a Bowman cuando éste intenta que HAL le permita volver a entrar en la nave Discovery; le dice: "Quiero demasiado a esta máquina para permitir que usted la ponga en peligro". Finalmente, el astronauta consigue matar a HAL y, como bien dices, la agonía de éste resulta sobrecogedora.

    El argumento es denso y Kubrick despojó el guión definitivo de muchas líneas que pretendían aclarar su mensaje. Lo cual no ayuda al espectador a entender la película pero tampoco se lo impide y, desde luego, favorece su misterio y su capacidad de fascinación.

    No quiero enrrollarme más. Te dejo el enlace del post que le dediqué en su momento:

    http://classicscinema.blogspot.com.es/2013/08/2001-una-odisea-del-espacio.html

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En mi opinión, HAL se rebela antes de que descubra que lo quieren desconectar (detecta un fallo en la nave que no es tal). Y lo hace porque no se fía de los humanos. Por cierto, tanto tu comentario como la película plantean un dilema que quizá el hombre deberá plantearse en el futuro: ¿se puede considerar asesinato el hecho de acabar con la "vida" de una máquina? ¿Mata Bowman a HAL?

      Un saludo.

      Eliminar
  3. Una de las mejores veinte películas de todos los tiempos, en mi opinión; y la mejor de las obras maestras de Stanley.

    ResponderEliminar
  4. Una de las joyas del cine.

    ResponderEliminar
  5. Mi película favorita de la historia del cine donde la música juega un papel importantísimo.

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No me he extendido en la relación música/imágenes porque eso le corresponde a nuestro colaborador Antonio Miranda. Pronto caerá su análisis al respecto.

      Un saludo.

      Eliminar
  6. Una película incombustible, y eso es muy significativo para un género tan dado al envejecimiento como la ciencia ficción. Junto con Barry Lyndon me parecen sus mejores trabajos. Por ponerle algún defecto, no me gusta la larga secuencia del viaje de la nave entre esos paisajes sicodelicos, una recreación excesiva que aburre sobremanera, con unos segundos hubiera bastado. Por cierto, la novela es también magnifica y menos criptica. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto que esa secuencia se alarga demasiado. Además, es el tramo de la película que peor ha envejecido. Por otro lado, yo también considero que ésta y "Barry Lyndon" son las dos mejores películas del director.

      Un saludo.

      Eliminar
  7. Hal sabe que dirige al un lugar donde ya no tiene cabida ni lugar. Esta obra es posiblemente la que más influyo e la historia del cine e unión de algunas de los comienzos. Una maravilla.

    ResponderEliminar
  8. Esta película es una obra maestra por donde se le mire.. la música la técnica cinematográfica y los efectos , todo un año antes de que el hombre llegue a la luna!.
    sin duda algunas escenas se hacen tediosas por ser demasiado largas en duración solo eso.la mejor escena el impactante salto de evolución .

    ResponderEliminar
  9. 2001, es una película fuera de serie, es lo que se pensaba en plena década de 1960', sobre la tecnología del futuro, es una obra extraordinaria, sin palabras, su significado, poco importa, yo la entendería que hay una inteligencia superior a la humana llamese Dios o otro ser extraterrestre, quien sabe.

    ResponderEliminar