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Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London, 1981) de John Landis.

“Cuidado con la luna”

David (David Naughton) y Jack (Griffin Dunne) son dos jóvenes mochileros norteamericanos que recorren Inglaterra. Una noche, en una apartada zona rural, sufren el brutal ataque de un hombre lobo, lo que cambia por completo el rumbo de sus vidas.


Reconozco que An American Werewolf in London, de John Landis, también autor del guión, fue una de esas películas que marcaron mi infancia, mi amor por el cine; de modo que, tal vez, y sólo tal vez, no sea del todo objetivo a la hora de hablar sobre ella. Desde que la descubriera a finales de los años ochenta o principios de los noventa, no recuerdo bien, la he visto un montón de veces, en diferentes formatos (VHS, DVD, Blu-ray) y etapas de mi vida, volviendo a ella de tanto en tanto para corroborar que se mantiene tan fresca, gamberra y terrorífica como el primer día. Creo que su principal virtud radica en que supera con creces la paradoja sobre la que se sostiene todo su metraje. Y es que, si por un lado juega a burlarse de los clichés de los filmes clásicos de licántropos, como el protagonizado por Lon Chaney Jr. para la Universal en 1941 (The Wolf Man, George Waggner); por el otro, no deja de ser una cinta puramente de hombres lobo, con todos esos mismos elementos tópicos que parodia, en lo que supone una brillante contradicción. Pocas críticas le fueron favorables en la época de su estreno: “Demasiado divertida para dar miedo”, decían unos; “demasiado terrorífica para resultar divertida”, apuntaban otros. Ninguno entendía que, precisamente, era esa mezcla de comedia y terror (bastante equilibrada a mi entender) lo que constituía el sello original del filme. Para que se me entienda, pongo como ejemplo dos secuencias, una efecto de la otra, que ilustran a la perfección lo que trato de decir. La primera de ellas muestra la sucesión de asesinatos que el hombre lobo comete en el transcurso de una noche, destacando la escalofriante escena que se desarrolla en el metro de Londres. Puro terror. La segunda, por su parte, tiene lugar en el interior de un cine porno, donde David mantiene un divertidísimo diálogo con su amigo Jack, convertido en zombi desde el ataque de la bestia en los primeros minutos de la película, y con sus víctimas de la noche previa, también muertos vivientes, que intentan convencerlo para que se suicide y ponga fin a la maldición que lo transforma en hombre lobo las noches de luna llena. Pura comedia negra. Miedo y risas, eso es Un hombre lobo americano en Londres. Su momento cumbre, no cabe duda, es la dolorosa metamorfosis que sufre David en casa de Alex (Jenny Agutter), la enfermera que lo cuida en el hospital y se enamora de él, mientras suena de fondo el Blue Moon de Sam Cooke. Gracias a las manos maestras del especialista en maquillaje Rick Baker, continúa siendo la transformación más impresionante de la historia del cine.

Una última recomendación: si la ven, no se acerquen a los páramos. Ah, y tengan cuidado con la luna… 


4 comentarios:

  1. Hola Ricardo, ¿ Qué tal? Ahora sí que estoy de acuerdo contigo. Vi esta película por primera vez hace unos meses y me llevé una agradable sorpresa. Pensé que al ser de bajo presupuesto me encontraría algo muy malo pero en cambió pasé muy buen rato y los efectos estaban bastante logrados. Por cierto, ricardo,¿ te gustan las películas gores? Si es así¿ te importa recomendarme alguna?. Gracias

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    1. Hola, Cristina:
      No me gusta el gore, aunque puedo aceptarlo en determinadas películas en su justa medida siempre y cuando su inclusión no sea gratuita. Siento no poder ayudarte.

      Un saludo.

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  2. Uno de los mejores films del siempre reivindicable Landis. Saludos.

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  3. Junto con "Aullidos", la mejor transformación de hombre-lobo que he visto. Dos films de mi infancia. La nostalgia manda.

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