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Todos nos llamamos Alí (Angst essen Seele auf, 1974) de Rainer Werner Fassbinder.


“Tener con quien llorar aminora el llanto de muchos”. (Vittorio Alfieri)   

Emmi (Brigitte Mira), mujer viuda de unos sesenta años de edad, y Ali (El Hedi ben Salem), inmigrante marroquí veinte años más joven que ella, inician, casi por casualidad, una relación amorosa que pronto desencadena las habladurías y el rechazo dentro de su entorno.


Todos nos llamamos Alí (el título original significa algo así como “el miedo se come el alma”) constituye uno de los mayores cantos a la tolerancia legados por el arte cinematográfico, una oda al mestizaje racial y al amor libre; pero, sobre todo, una conmovedora historia de sentimientos entre dos seres solitarios de los que nadie se ocupa. Y es que como dijo el literato francés Guy de Maupassant: “nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad”.


Tras los títulos de crédito iniciales, Fassbinder sitúa a los espectadores en el interior de un bar de barrio. En él, envueltos por los acordes de música árabe, un grupo de trabajadores marroquíes, entre los que se encuentra Ali, se divierte después de la dura jornada laboral. De repente, una mujer mayor entra en el local, y, con aire titubeante, se ubica en la mesa más cercana a la puerta. Es Emmi, que busca refugiarse de la lluvia del exterior. Todos se quedan mirándola con una expresión de asombro. ¿Qué hace aquí una mujer de su edad? Parecen preguntarse en silencio. La camarera se acerca para saber qué va a tomar; la respuesta de Emmi evidencia que hace mucho tiempo que no frecuenta lugares así. Finalmente opta por pedir una coca-cola. Al instante, una amiga de Ali a la que éste ha rechazado con anterioridad, quizá despechada, lo reta a que invite a bailar a la recién llegada. Ali, ni corto ni perezoso, lo hace; y Emmi acepta. Una vez terminado el baile, se ofrece para acompañarla hasta su casa. Allí, en la escalera del edificio, Emmi propone a su acompañante que suba a tomar un café… 

De ese modo tan sencillo y natural como el descrito, comienza la relación de una de las parejas más peculiares del séptimo arte. Luego vendrán los problemas: el rechazo por parte de los hijos de Emmi, que no aceptan la unión de su madre con el extranjero, los cotilleos de las envidiosas vecinas, el mal gesto de las compañeras de trabajo, la xenofobia del encargado de la tienda de comestibles, las dudas del propio Ali, etc. Evidentemente, no les resultará fácil seguir adelante en una sociedad tan intransigente como la alemana de los años setenta, donde las huellas del pasado nazi eran aún demasiado recientes para permanecer olvidadas.


El autor de Lola construye una puesta en escena sobria y teatral, acentuando el contraste cromático de los blancos y grises de los fondos, con los llamativos rojos, naranjas y amarillos del mobiliario y el vestuario de los personajes. Los encuadres son perfectos y arquitectónicos, y los movimientos de cámara, sutiles y precisos. Puro Fassbinder.

Todos nos llamamos Alí, además de ser uno de los mejores trabajos del cineasta alemán, supone una oportunidad ideal para adentrarse por vez primera en la filmografía de su fascinante hacedor.

7 comentarios:

  1. ¿Tines algún tipo de conexión extrasensorial conmigo? La mayor parte de las canciones que linkeas en Twitter son las que últimamente estoy escuchando: "Llorando" de Rebekah del Río, "Érase una vez en América" de Morricone... como pongas la BSO de "Días del cielo" me voy a mosquear. :)
    La última que he visto es "Madrid 1987" Me ha gustado pero no me ha entusiasmado... no está nada mal María Valverde aunque me gusta más verla que oírla ¿Qué te parece?
    Tiene buna pinta "Todos nos llamamos Alí". Apuntada está. A ver si la consigo pronto. Salu2.

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    1. Hola, Fransico:
      Debe ser la conexión cinéfila o que simplemente tenemos gustos parecidos :). No he visto "Madrid, 1987", no suelo ver demasiado cine español a no ser que algún filme en cuestión me interese mucho. María Valverde no está nada mal...
      Te animo a visionar "Todos nos llamamos Alí" y cualquier Fassbinder que caiga en tus manos.

      Un saludo.

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    2. No es un "happy end" pero tampoco todo lo contrario. El poso que deja es amargo. No cuenta una historia sobre el racismo, no hay base ideológica, sino sobre el rechazo visceral de una determinada comunidad ante la más mínima diferencia, que en este caso en particular está encarnado en una mujer solitaria de sesenta años y un marroquí muchos años más joven. Cuando vi "No es bueno que el hombre esté sólo" leí una crítica/comentario de la que no recuerdo nada, pero sí me quedé con el título grabado a fuego "Maldito ser humano...". Pues eso... ¡dejemos a la gente que viva como quiera!
      Salu2.

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  2. Solo recuerdo de ella que me habia gustado a pesar del "repelús" que me dió en algún momento. Espero que en la próxima revisión haga aún más de tripas corazón que la primera vez que la vi y me guste bantante más, aunque recalco que ya me pareció buena.

    Un saludo

    PD: ¿Futuro Top Fassbinder?

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    1. Hola, David:
      Necesito revisar algunos títulos del alemán para poder hacer ese "Top" como es debido. Lo que sí te puedo decir es que, probablemente, lo encabezaría "Las amargas lágrimas de Petra von Kant".

      Un saludo.

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  3. Coincidimos: 'La amargas lágrimas de PvK' es el mejor título de Fassbinder. Y 'Todos nos llamamos Alí' es de lo mejor también. Me encantan las dos, pero más la primera: necesita menos para decir más, y eso es un plus.

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  4. Hola Ricardo
    Esta fue la primera que vi de Fassbinder y fue una maravilla, pero vale decir que estoy viendo más peliculas de él y pues tambien pondria entre sus mejores trabajos hasta ahora " El matrimonio de Maria Braun", "La Ruleta China" y " La ley del más fuerte".

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