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El perro rabioso (Nora Inu, 1949) de Akira Kurosawa.


“Los asesinos son como perros rabiosos. ¿Sabes cómo actúa un perro rabioso? Hay un poema sobre ello. Los perros rabiosos sólo ven lo que van buscando”.

Murakami (Toshirô Mifune) es un joven e inexperto policía al que roban su arma reglamentaria durante un trayecto en autobús. Obsesionado con recuperarla, sobre todo después de saber que ha sido utilizada en un delito, se unirá al encargado de investigar el caso, el veterano detective Sato (Takashi Shimura).


Aunque ensombrecido por la grandeza de su filmografía posterior, este soberbio thriller policíaco supuso la primera obra maestra de Akira Kurosawa. El perro rabioso, ejercicio fílmico de extraordinario rigor narrativo y tratamiento estético cercano al neorrealismo, ahonda en las desigualdades sociales generadas en el Japón de posguerra; sirviéndose para ello del disfraz claroscuro del cine negro. El dilema moral que la cinta plantea, tanto al espectador como a su protagonista, es el siguiente: ¿Dónde reside el origen del mal, en la propia naturaleza del individuo o en los condicionantes sociales y económicos que determinan la evolución de éste? ¿Acaso no son Murakami y el delincuente al que persigue las dos caras de una misma moneda? (ambos son jóvenes excombatientes a los que robaron su petate y el poco dinero que tenían en los bolsillos una vez finalizada la guerra) ¿No se está enfrentando el atormentado personaje principal con su reverso tenebroso, reflejo de lo que él mismo, dadas determinadas circunstancias, podría haber sido? He ahí la cuestión. Y también el drama.


La película se inicia con el primer plano de un perro rabioso sobre el que se suceden los títulos de crédito mientras de fondo se escucha la excelente banda sonora de Fumio Hayasaka. A continuación, presenciamos cómo Murakami relata a su superior, mediante un flashback, el modo en el que ha perdido su arma. Tras consultar a una conocida carterista, a la que atosiga hasta que consigue su ayuda, el policía se adentra en los bajos fondos de la ciudad con el objetivo de encontrar su apreciada Colt en el mercado negro. Son unos diez minutos de metraje, aproximadamente, en los que, sin apenas diálogos, Murakami recorre, ojo avizor, los rincones más sórdidos y peligrosos de la urbe a la espera de que algún maleante se le acerque para ofrecerle la compra de una pistola. Su hallazgo lo conducirá directamente hacia el que se ha hecho con el arma: un joven perturbado a causa de su mísera existencia, que acaba de cometer un delito de sangre haciendo uso de ella.

Kurosawa volvió a apostar por el dúo protagonista que tan buenos resultados le había dado en El ángel ebrio (Yoidore tenshi, 1948): Toshirô Mifune y Takashi Shimura. Este binomio policía novel/policía veterano sería imitado hasta la saciedad en un sinfín de filmes ulteriores que no considero necesario enumerar.


En Nora Inu, el maestro nipón nos regala varias secuencias en verdad extraordinarias, como la que se desarrolla en el interior de un estadio de béisbol, de marcado cariz documental; la del tiroteo en la cabina telefónica del hotel, prodigiosa en cuanto a su concepción de la tensión y el suspense narrativos; o la asombrosa y embarrada persecución final. Hay algunas más, pero dejaremos que el lector las descubra per se.


9 comentarios:

  1. Grandísima película. De las olvidadas de Kurosawa, es material a reivindicar. Como bien dices, tiene escenas portentosas, como el modo en que acaba la persecución final.

    Precisamente saqué unas capturas de esta peli, aquí enlazo: http://actividadessustitutorias.tumblr.com/post/31050719154/nora-inu-akira-kurosawa-1949

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    1. Hola, Manu:
      Ese final no hace otra cosa que confirmar que Murakami y el delincuente son las dos caras de una misma moneda. Por eso Kurosawa los equipara tumbados y embarrados.

      Un saludo.

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  2. Kurosawa para mí siempre será el mejor director de la historia sin embargo aunque buena está peli no me parece una obra maestra,para mí en el campo del thriller Kuro rodó 2 obras maestras Los canallas duermen en paz y El infierno del odio, me gustará saber tu opinion sobre estas y si vas a hacer como con Bergman,una entrada con tus 10 favoritas del maestro nipón.Gracias

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    1. Hola, sabela:
      Ambas me parecen grandes películas, aunque "Los canallas duermen en paz" peca de ser algo extensa en su metraje. La próxima entrada será un "top ten" de Kurosawa.

      Un saludo.

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  3. Ufff de mis favoritas del emperador, con esa fotografía, uno casi puede sentirse ahogado en el calor que azota a los protagonistas, concuerdo con todo Ricardo, excepto en que es su primera obra maestra, bajo mi punto de vista, Kurosawa ya había rodado su primera obra maestra un año antes con "El ángel ebrio".
    Saludos, al igual que el comentario de arriba, yo también espero una entrada que enumere las 10 mejores películas de Akira.

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    1. Hola, Dan Chaplin:
      Me gusta mucho "El ángel ebrio", pero no la considero una obra maestra. Ve preparando tu lista del emperador para la próxima entrada :)

      Un saludo.

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  4. Saludos de nuevo, estimado colega. Prefiriria tomarme unas cañas en este verano que empieza a arder, aqui al sur, si no fuera porque se trata del maestro Kurosawa. Ayer vi esta joya despues de mucho tiempo. En su momento no le di mucha importancia, me pareció algo soporifera por lo lenta y la poca "accion" al tratarse de un policial. Sin embargo, su fotografia poderosa y el registro histórico de un Japon destruido y presa del racionamiento le dan una connotancia documental muy rescatable (cuesta creer que se haya filmado apenas a cuatro años de la finalizacion de la guerra). Concuerdo contigo, es una gran obra, ademas de una sobriedad avasalladora que le confiere cierta belleza.

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    1. Hola, José:
      Parece que la risa va por barrios. Tú asándote de calor mientras yo aquí empiezo a pasar mucho frío :). Espero que entre caña y caña, y entre moza y moza, encuentres algún momento para pasarte por el blog. Coincido contigo en que el filme tiene cierto cariz documentalista/neorrealista.

      Un saludo.

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  5. Interesante análisis, Kurosawa es un artista y con ésta película esculpe una crítica social por medio de un drama policíaco, es una belleza... Saludos

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