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El cartero siempre llama dos veces (The Postman Always Rings Twice, 1946) de Tay Garnett.


“Dueños de sus destinos son los hombres. La culpa, querido Bruto, no está en las estrellas, sino en nuestros vicios”. (William Shakespeare)

Gran Depresión. Frank Chambers (John Garfield) es un trotamundos sin empleo que encuentra trabajo en un apartado restaurante de carretera. El local está regentado por Nick Smith (Cecil Kellaway) y por su joven y bellísima esposa, Cora (Lana Turner). Pronto surge una fuerte atracción entre Frank y Cora, quienes empiezan a urdir un plan para librarse del señor Smith. 


Mítico clásico del cine negro que adapta con brillantez la novela homónima de James M. Cain. Más allá de sus inapelables virtudes fílmicas, a las que nos referiremos a continuación, la película ha pasado a la historia gracias, en parte, a la arrolladora y embelesante presencia de Lana Turner, acaso la femme fatale más irresistible y sensual de todo el género. ¿Qué hombre no se habría visto abocado al más profundo abismo de perdición por semejante mujer?

The Postman Always Rings Twice nos presenta una sórdida historia de amor, crimen y suspense teñida de trágico fatalismo. No cabe posibilidad de redención para aquellos que, marcados por Caín, no pueden eludir los caprichosos designios de un sino empeñado en hacer justicia.


El filme está narrado en primera persona por el personaje de Frank, cuya voz en off acompaña al espectador a lo largo y ancho del extenso flashback que abarca la práctica totalidad del metraje. La tórrida atracción que siente hacia Cora se hace palpable desde el inicio. Esa irrefrenable lujuria será correspondida casi de inmediato, iniciándose entre ambos una relación a espaldas del confiado e ingenuo marido, que más pronto que tarde acabará convertido en un estorbo que es preciso eliminar. 

El complejo guión de Harry Ruskin y Niven Busch está plagado de inesperados giros en la trama y situaciones de máximo suspense; la narración transcurre con loable fluidez y pulso en manos de Garnett; la música de George Bassman introduce notas que enfatizan la tensión del relato; y la precisa puesta en escena aparece envuelta por una gran fotografía en blanco y negro de Sidney Wagner. 


De entre las escenas que conforman este trabajo, me quedo con aquella en la que se presenta al personaje de Cora: un pintalabios rueda hasta Frank, que está sentado junto a la barra del restaurante. Enseguida un travelling se desplaza en dirección opuesta a la seguida por el objeto y se detiene frente a dos piernas femeninas. Un primer plano de Frank denota su anonadamiento. A continuación otro plano, en este caso entero, muestra a Cora enmarcada por una puerta. El seductor juego ha comenzado.

En 1981 Bob Rafelson realizó un apreciable y más explícito remake que contaba con Jack Nicholson y Jessica Lange como protagonistas principales. Pese a su interés, la versión de Garnett continúa siendo la mejor.


9 comentarios:

  1. Siempre he pensado que la versión de Rafaelson, pese a la explicitud de sus imágenes, no tiene la carga erótica de la original.

    ¡Memorable la presentación del personaje de Cora iniciado con el travelling sobre el pintalabios!

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    1. Hola, Sícoris:
      Opino como tú, a veces sugerir resulta mucho más insinuante que mostrar.

      Un saludo.

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  2. No se si habéis leído la novela de J.M. Cain, se devora en un instante. La película siempre me ha atraído mucho, dentro del Noir es una de mis favoritas, el recuerdo de la primera vez que la vi y de Lana Turner, junto con varias escenas, como la del coche, cuando era pequeño, la han grabado a fuego en mi memoria cinéfila. La versión de Rafelson tendría que revisarla , pero sólo por un "polvo" en una mesa enharinada, aunque sea Jessica Lange... no le llega a esta ni a la suela de los zapatos.

    Saludos
    Roy

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    1. Hola, Roy:
      Es cierto que la novela se lee con mucha facilidad. La recomiendo para este tiempo en el que todavía hace calor. También es verdad que la versión de Garnett es bastante superior a la de Rafelson, aunque ese "polvo" al que te refieres no estaba nada mal :)

      Un saludo.

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  3. La de Rafelson es una buena película, independientemente de su escena más famosa y del anuncio que luego se hizo. Esta de Garnett es una grandiosa película y, como Sicoris, cuando escucho el nombre de la película seré de los pocos a los que la imagen que les viene a la cabeza es la Turner con el traje blanco.

    Pero es que también me entusiasma Ossesione y me parece un excelente filme. La base literaria es magistral, desde luego, como lo son también Mildred Pierce y Double Indemnity.

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    1. Hola, Carlos:
      A mí la película de Rafelson me parece buena, posee una atmósfera viciada bastante conseguida. Eso sí, me quedo con la presente obra y con la adaptación en clave neorrealista de Visconti. Faltaría más.

      Un saludo.

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  4. Que gran ejercicio de cine negro nos traes con la primera Y mejor versión de "El Cartero...".
    Como ya habéis dicho todo o casi todo me limito a subrayar la carnalidad de Lana Turner, que interpreta a una de las mujeres fatales clave del cine negro la explosiva Cora. Y es que el espectador se solidariza con el bueno de Garfield si hay que matar a alguien, que sea por algo tan bueno como la Turner.
    Un abracete.

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    1. Hola, camarada:
      Está claro que puestos a matar, mejor hacerlo por Lana Turner que por Rossy de Palma, con todos mis respetos para la "picassiana" belleza española :)

      Un abrazo.

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  5. Hola Ricardo: Excelente reseña. El travelling que señalas como una de las mejores escenas de la película no pudo estar mejor elegido: efectivamente es inolvidable. Me parece que esta versión de la novela de Cain es la mejor: supera a la de Visconti y sin duda alguna a la de Rafelson. Esta son esas películas que me hacen pensar como a veces algo que pudo haber sido exagerado y negativo como el Código Hays terminó favoreciendo al cine que tuvo que ser mucho más inteligente para insinuar y sugerir antes que mostrar. Por ello coincido plenamente con vos que el sugerir de esta película es mucho más efectivo y artístico que el mostrar de Rafelson. Abrazo amigo cinéfilo!

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