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Manos peligrosas (Pickup on South Street, 1953) de Samuel Fuller.


Nueva York. Durante un trayecto en metro, Skip McCoy (Richard Widmark), ladrón de poca monta que acaba de salir de la cárcel, roba la cartera a una joven llamada Candy (Jean Peters). Para su sorpresa, en el interior halla una cinta de película que contiene cierta información secreta que iba a ir a parar a manos de los comunistas. 


Magnífico thriller negro del siempre interesante Samuel Fuller, cineasta estadounidense cuya filmografía viene siendo sometida en los últimos años a un proceso de constante revisión/reivindicación. El pasado doce de agosto se cumplieron cien años de su nacimiento.

A pesar de ese maniqueísmo simplista inherente a algunos filmes americanos realizados en plena Guerra Fría, Pickup on South Street se eleva como un elegante a la par que sórdido ejercicio de estilo, en el que también tienen cabida pesimistas reflexiones acerca de la naturaleza humana. 


Manos peligrosas, película que sorprende por su explícito tratamiento de la violencia, nos presenta a una serie de personajes desengañados en su permanente contacto con los bajos fondos y los rincones más turbios de la sociedad neoyorquina. El autor de Corredor sin retorno, cual demiurgo pesaroso, acaba uniendo sus destinos en un intento por redimir su azaroso pasado antes de que se produzca el último estertor.

La dirección de Fuller resulta sobresaliente, dotando al relato de envidiable ritmo y tensión narrativa, como bien se ejemplifica en la soberbia secuencia inicial que tiene lugar en el interior de un vagón de metro. Asimismo, es reseñable el uso de frecuentes primerísimos planos que le sirven para enfatizar las emociones y estados de ánimo de unos caracteres que no siempre expresan lo que sienten.


La plasmación de los ambientes viciados y sombríos característicos del género, está muy conseguida gracias a la espléndida fotografía en blanco y negro de Joe MacDonald, cuyas imágenes aparecen punteadas por la banda sonora con ecos jazzísticos de Leigh Harline.

Grandes interpretaciones de Richard Widmark, Jean Peters y Thelma Ritter. Esta última, en un trabajo que rebosa trágico patetismo, encarna a una vieja que sobrevive vendiendo corbatas baratas y dando chivatazos a la policía. Su sueño, conseguir el dinero suficiente para tener un entierro digno, deja a las claras el carácter manifiestamente taciturno que envuelve a todo el filme.

2 comentarios:

  1. "MANOS PELIGROSAS" continúa pareciéndome uno de los mejores trabajos del percutante Fuller. Extraño y enérgico thriller apoyado sobre una demencial base argumental que el tío resuelve con su habitual (no por ello menos sorprendente) sentido de la puesta en escena.
    Como ya apuntas, la película cuenta con unos excelentes y atmosféricos decorados, cuyo mejor ejemplo sería el diseño del “lugar” donde vive el carterista McCoy (como siempre, magnífico Richard Widmark), además de un eficaz tratamiento de la violencia (especialidad de la casa Fuller) y un magnífico trabajo actoral, además de Widmark, de Jean Peters y la gran Thelma Ritter.
    Un saludo.

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    1. Hola, Teo:
      Yo también considero a "Manos peligrosas" uno de los mejores trabajos de Fuller. Aciertas aludiendo al "lugar" donde vive el protagonista (una especie de cuartucho en el muelle) como buen ejemplo de la atmósfera sórdida que envuelve a la película.
      Me encanta Richard Widmark, un actor magnífico y quizá no lo suficientemente valorado.

      Un saludo y gracias por dejar tu comentario en tiempo de vacaciones.

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