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Cuando una mujer sube la escalera (Onna ga kaidan o agaru toki, 1960) de Mikio Naruse.


Distrito de Ginza, ciudad de Tokio. Keiko (Hideko Takamine), a la que todos llaman “mama”, es una geisha de mediana edad que se debate entre seguir ejerciendo como encargada de locales nocturnos que no son suyos o abrir uno propio.


Cuando una mujer sube la escalera es uno de los filmes imprescindibles del gran Mikio Naruse, autor de importancia capital dentro de la cinematografía nipona. Sus pesimistas relatos sobre mujeres que tienen que afrontar mil y una adversidades para seguir adelante, son un bocado demasiado exquisito como para que el buen cinéfilo los deje escapar.

En este filme vuelve a contar con la presencia de su musa: la hermosa y delicada Hideko Takamine. Quien da vida a una mujer que, tras el fallecimiento de su esposo, deberá abrirse paso en el difícil y sórdido mundo de la noche. Naruse narra sus vicisitudes con una sensibilidad y un tacto casi poéticos, siendo la dulce voz (en off) de su protagonista, la que nos guíe a lo largo de todo el metraje. 


La simple acción de subir unas escaleras, las que conducen al local en el que trabaja, es utilizada de forma reiterada por el director como metáfora del sufrimiento que para Keiko supone acudir cada día al lugar que le permite sobrevivir. Allí debe fingir amabilidad, perfumarse con fragancias caras y beber alcohol hasta sentirse ebria para así contentar a sus clientes. Al contrario de lo que hacen muchas compañeras de profesión sin escrúpulos, Keiko, siempre ataviada con kimono clásico debido a su carácter conservador, se mantiene virtuosa, negándose a tener relaciones con los hombres que frecuentan el negocio. Esta opción que, básicamente, diferencia a una geisha de una prostituta, le causará no pocos problemas a la hora de mantener a flote sus locales.

A pesar de que la película, al igual que casi toda la filmografía de su autor, gravita en torno al universo femenino, en ella también encontramos toda una galería de personajes masculinos, encarnados por grandes actores japoneses, que resultarán claves en el desarrollo de la trama: Komatsu (Tatsuya Nakadai), que ama en secreto a Keiko, la ayuda en la administración y el funcionamiento de los clubs; Fujisaki (Masayuki Mori), además de ser un respetado banquero, es el único hombre que provoca ciertos sentimientos amorosos en ella; el orondo y farsante Sekine (Daisuke Katô), la pretende como esposa; mientras que el viejo y rico Goda (Ganjiro Nakamura), le ofrece dinero para que monte su propio local a cambio de que se convierta en su amante.


En definitiva, Onna ga kaidan wo agaru toki constituye, junto con algunos filmes de Mizoguchi, una de las mejores obras que sobre el mundo de las geishas se han realizado.

7 comentarios:

  1. Me encantaria ver esta pelicula, .

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  2. Pues parece un film exquisito y delicado (me baso en tus cometarios y las fotos) que no he visto ni conocía y como amante del cie japonés y de OZu y Mizoguchi me anoto. Gracais por la recomendacion. Un abrazo.

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  3. Mi primer acercamiento con Naruse fue Inazuma una peli , bella mínima , cotidiana. Después de verla me di cuenta que el Guion era aplicable a cualquier época y espacio cinematográfico.

    Despues vi otra de Naruse igual de bella , en estos momentos no tengo el nombre.

    Naruse un Chejov Japones

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  4. Hola, NN:
    Yo te animo a que lo hagas y luego nos cuentes lo que te ha parecido.
    Un saludo.

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  5. Hola, David:
    Lo es, y como buen amante del cine japonés, creo que lo disfrutarás. Naruse es un grande, tanto como Ozu, Mizoguchi o Kurosawa.
    Un saludo.

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  6. Hola, Leox:
    Hermosa película a la que aludes. Me parece muy interesante el paralelismo que estableces entre Naruse y Chéjov (tal vez el más grande autor de relatos cortos), ya que a ambos le caracteriza una simpleza y sencillez que son sólo aparentes.
    Un saludo.

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  7. Cuento mi experiencia: es una película en la que cuesta un poco entrar pero a la que entras (y entras) ya no sales. Digamos que durante los 10 o 15 minutos iniciales tienes que hacer un enorme esfuerzo para entender 'qué es lo que se cuece', pero pasados estos minutos ya tienes las coordenadas para situarte y te quedas atrapado por la compleja personalidad de la protagonista y su lucha contra un entorno --laboral, familiar y sentimental-- que la esclaviza y la hace infeliz, lucha que, de hecho, la hace más fuerte (es un film de aprendizaje). Todo es delicado, insinuado, alusivo, tenue y sin aspavientos innecesarios y enfáticos (puede que diga esto condicionado por el hecho de haber visto la peli despúes de la hiper-ultra-sobrevalorada 'Rashomon', con un Mifune siempre histérico y payaso --suerte que es guapo-- y un discursillo moralizador y didáctico siempre presente: el hombre es un diablo pero es capaz de arrepentirse, brrrrrrr). Me ha encantado, y tu crítica, Ricardo, me ha ayudado también. Seguiré con Naruse (y creo que me daré de baja de Kurosawa, ¡cómo me carga!), del que ya había visto 'Madre' y el último film, 'Nubes dispersas' (de hecho, me equivoqué al comprar el dvd: quería comprar 'Nubes flotantes'), que no me gustó tanto como 'Cuando una mujer...' pero que encontré más que notable ('Madre', en cambio, pues psé).

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