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Nazarín (1959) de Luis Buñuel.


México, principios del siglo XX. Tras dar cobijo a una prostituta perseguida por la ley, el padre Nazario (Francisco Rabal) se verá obligado a marcharse a peregrinar al campo.


El genio de Calanda firma una de sus mejores obras con esta adaptación de la novela homónima de Benito Pérez Galdós. Historia que narra las idas y venidas de un humilde sacerdote en su intento por plasmar, en cada uno de sus actos, los ideales de la fe católica.

El Nazarín de Buñuel, que supone una de las más conseguidas composiciones de ese gran actor que era Paco Rabal, es una suerte de figura quijotesca de claras reminiscencias cristológicas (tiene seguidores, “sana” a enfermos, pone la otra mejilla…); un idealista de profundas e inquebrantables convicciones religiosas y morales, que pretende ejemplificar la esperanza en un mundo de miseria, ignorancia y superstición. Al igual que el Caballero de la Triste Figura cervantino, saldrá a los campos de Dios con el objetivo de “desfacer entuertos” y servir a sus semejantes. Sin embargo, y aquí se encuentra la paradoja sobre la que se articula el relato, la mayoría de sus acciones no tendrán las consecuencias esperadas.


Buñuel, que en alguna ocasión declaró ser “ateo, gracias a Dios”, moldea con sumo respeto a su personaje, sin hacerlo caer nunca en el fácil ridículo. No obstante, se muestra contundente a la hora de enfatizar su idea de que resulta imposible, por absurdo, intentar aplicar a la vida contemporánea de forma literal las enseñanzas de Jesús.

La sobria y árida puesta en escena, se utiliza como reflejo de la concepción austera que de la existencia tiene el protagonista: nada posee y menos necesita, entregando y haciendo todo por el bien de los demás. Su rebeldía espiritual permite emparentarlo con personajes como el Johannes de Ordet o el Stalker de Stalker.


A lo largo del metraje encontramos algunos momentos en los que se puede advertir el sugestivo surrealismo característico de su autor; como la extraña visión del retrato de un Cristo que ríe a carcajadas, un sueño en el que aparece un beso cuasi vampírico o el personaje del enano enamorado.

En conclusión: Nazarín es un extraordinario drama religioso, un gozoso estímulo para mente y alma, un ejemplo más de la categoría autoral del director de habla hispana más importante de todos los tiempos.

6 comentarios:

  1. No he visto esta película de Buñuel, pues no tenía demasiada información al respecto. Es de esos filmes que uno está a punto de ver muchas veces, o de comprar, y que por lo que sea no lo hace. Con la información que presentas de la obra, tengo que verla (comprármela) a la mayor brevedad. Tiene una pinta excelente. Saludos

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  2. Hola, pesadillas con cuerpo:
    Dentro de la obra de Buñuel, siento especial predilección por su etapa mexicana, y "Nazarín" me parece una de las cimas de ese período junto con "Los olvidados", "Viridiana" y "El ángel exterminador". Se trata de un título excepcional, una de las obras religiosas imprescindibles de la historia del cine. Buñuel era ateo, pero siempre consideró que pertenecía a la cultura cristiana, de ahí su interés por la misma. Te recomiendo que te hagas con ella y la disfrutes como lo que es: una obra de arte. Ya me contarás lo que te ha parecido.
    Muchas gracias por pasarte nuevamente por aquí. Es un placer.
    Saludos.

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  3. Ricardo, estoy buscando la página del blog en la que listabas, creo, diez o quince películas de tema religioso. Y no la encuentro. ¿Has tenido una crisis y la has quitado?

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    1. Hola, Josep:
      Ja, ja, ja. Afortunadamente aún no he tenido esa crisis. Creo que buscas esta lista que elaboré con motivo de la Semana Santa; http://johannes-esculpiendoeltiempo.blogspot.com.es/2013/03/especial-semana-santa-las-veinticinco.html

      Un saludo.

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  4. A mi me falta ver mucho cine de Buñuel pero de lo q he visto me quedo en primer lugar con Nazarin, el final es impresionante y me marco para toda mi vida y en segundo lugar amo ese obscuro objeto del deseo, Nazarin no solo se me hace una de las mejores películas de Buñuel sino una de las mejores en la historia del cine, es mi humilde opinión.

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