Páginas

Clásicos del western: Misión de audaces (The Horse Soldiers, 1959) de John Ford.


Guerra de Secesión. Un regimiento del ejército de la Unión comandado por el coronel John Marlowe (John Wayne), debe adentrarse en territorio confederado con el objetivo de destruir una línea de ferrocarril. El mayor y médico Henry Kendall (William Holden) también formará parte de una partida que marcha a contrarreloj para no ser interceptada por el enemigo.


Soberbio e infravalorado título bélico de envoltura westerniana y marcado cariz antibelicista con el que Ford, sin ánimo de impartir discursos o emitir juicios morales, muestra la crudeza, el espanto y las contradicciones derivadas de cualquier conflagración.

Apoyándose en un sólido guión, el filme aúna con suma maestría lo épico y lo íntimo, lo grave y lo liviano, el drama y el humor, la acción y la reflexión… en un relato de vigorosa narrativa y profunda hendidura psicológica.

Ford se introduce por cuarta ocasión en el universo de la caballería estadounidense, alejándose esta vez de la visión romántica y costumbrista de los quehaceres castrenses que predominaba en su trilogía canónica. Y es que frente a la megalomanía temeraria de Fort Apache (ídem, 1948), la serenidad crepuscular de La legión invencible (She Wore a Yellow Ribbon, 1949) y el lirismo nostálgico de Río Grande (Rio Grande, 1950); The Horse Soldiers, en lo que es un evidente síntoma de madurez, se muestra más sobria y crítica, más amarga y desesperanzada.


Uno de los puntos fuertes de la película es la tensa confrontación que surge entre sus dos protagonistas principales: la encarnación del deber a manos de un imponente y autoritario John Wayne, que demuestra por enésima vez su categoría actoral, frente a la visión humanista del siempre excelente William Holden.

Marlowe, de carácter ambiguo y renegado, se verá ante la paradoja de destruir en servicio militar aquello que le servía para subsistir en su vida civil (era peón de ferrocarril); y lo tendrá que hacer acompañado del representante de un gremio, el de la medicina, hacia el que siente animadversión por un trágico acontecimiento del pasado.

Kendall, por su parte, es un hombre de paz para el que, en virtud del Juramento Hipocrático al que se debe, lo esencial es el servicio a la integridad y dignidad humanas.


Entre estas dos fuertes personalidades encontramos a la necesaria presencia femenina en el personaje de Constance Towers, una acomodada chica del sur cuya aparente frivolidad será puesta a prueba por las terribles circunstancias del conflicto.

El autor de Centauros del desierto moldea sabiamente a todos sus personajes, haciendo virar sus emociones y sentimientos en virtud de lo acontecido, y otorgando a cada momento de la narración el tempo adecuado.

Misión de audaces es una cinta a reivindicar dentro de la extensa filmografía fordiana, un ejemplo más del grandioso talento de su hacedor. Casi una obra maestra.

4 comentarios:

  1. Que tal Ricardo, he aprovechado tu estimulante reseña para revisar esta magnífica película que tenía casi olvidada.

    Un film en el que el maestro Ford nos ilustra sobre el absurdo de la guerra sometiendo continuamente al personaje de John Wayne a situaciones de conflicto ético o más bien entuertos morales en los que tiene que tomar decisiones difíciles en las que no sólo valora su deber como soldado sino su punto de vista humanista y su hastío por ser partícipe de una guerra fraticida.
    Wayne, magnífico, una vez más ejerce de viril portador de la ética Fordiana, pero esta vez arrastra un duro lastre del pasado, la muerte de su joven esposa por un error de diagnóstico médico, que va a servir al maestro para confrontar (algo tan inevitable como necesario) al "duque" con la otra piedra angular que sustenta este film, el médico militar interpretado por William Holden.
    Tengo que confesar que el papel que tan bien interpreta Holden tiene una especial relevancia para mi, no en vano compartimos la misma profesión y casi casi actuamos en el mismo campo de la medicina. Ford una vez más tiene la inmensa habilidad de presentarnos personajes icónicos y ejemplificantes sin menoscavar su veracidad, es decir sin que dejen de ser personas, seres humanos creibles y no mitos encarnados.
    Por último la chica, que además de ser muy atractiva cumple sobradamente, sin desmerecer lo que probablemente habría hecho la gran Maureen O´Hara.

    Para acabar me gustaría escoger un par de momentos de la peli que me han resultado especialmente emocionantes y sobrecogedores. Como son la carga suicida de los sudistas que llegan en el tren para evitar la destrucción de la estación. Y el segundo otra escena bélica como es el intento de presentar batalla de los niños-cadete de la academia militar.
    ¡Que bien sabía manejar estos asuntos Ford!

    Y eso es todo camarada, gracias por la reseña y por recordarme esta interesantísima "Misión de Audaces". Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  2. Hola, David:
    Me satisface que mi reseña haya servido para que revisites esta injustamente olvidada joya de Ford. Coincido plenamente con tu visión de la película y de sus personajes. Es evidente que aquí Wayne, como en otras películas de su autor, encarna los valores éticos y morales del propio Ford. No hay demasiadas diferencias entre este coronel Marlowe y el Ethan Edwards de "Centauros del desierto" o el Tom Doniphon de "El hombre que mató a Liberty Valance".
    Extraordinarias son las dos secuencias que citas, en especial la del "ejército de juguete".
    Muchas gracias por tu estupendo comentario.
    Saludos, camarada cinéfilo.

    ResponderEliminar
  3. Me uno a vosotros para reivindicar esta película considerada menor, pero que a mí me encanta (si fuera de otro autor sería clasificada como un peliculón). Sin duda el eje de la cinta es el enfrentamiento entre los dos personajes principales, Wayne y Holden, y la evolución posterior de esa relación. Un tema que le encantaba a Ford y lo usó en varias de sus cintas.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  4. Hola, ethan:
    Tú lo has dicho, simple y llanamente un peliculón. Yo la descubrí hace ya algunos años, y siempre que la he visto, me ha parecido extraordinaria. Además, en autores de la grandeza de Ford no hay obras menores, y mucho menos esta excepcional "The Horse Soldiers".
    Gracias por pasarte por aquí y dejar tu comentario.
    Saludos fordianos!

    ResponderEliminar